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Con Jorge Batlle


18.08.2008 14:54 / Entrevistas

Con Jorge Batlle

Antes de ser Presidente solía recorrer el país para hablar con la juventud sobre el origen del batllismo a través de Krause, Arehns y otros pensadores, sin embargo, no se lo vio en esta campaña respaldando la elección de jóvenes. Con esta primera reflexión dio inicio la charla con el ex Presidente de la República Dr. Jorge Batlle. He aquí su respuesta. 

- En esta elección de la juventud del 1º de Diciembre yo no debía actuar ni debía andar en la campaña porque yo creí que era una elección de los jóvenes y que los jóvenes tenían que hacer sus tareas. Ayudé en algunas listas en Canelones porque como voy a menudo a dos lugares de allí, uno por la ruta 8 al kilómetro 74 donde tengo en sociedad con el ex ministro Villar una chacra de 75 hectáreas y después voy a Sauce, donde tengo 10 hectáreas. Al ir a esos lugares, los muchachos de Pando, Soca, del Santoral, me pidieron una mano y yo ayudé para que ellos conformaran sus listas. 

No quise estar en ésto porque me pareció que no correspondía. Lo tenían que hacer los jóvenes. Ahora, luego que la elección se hizo, empecé a recorrer los departamentos para juntarme con los muchachos, agradecerles lo que hicieron por el Partido y continuar haciendo lo que he venido haciendo en los últimos dos años, permanentemente reuniéndome con los jóvenes. Es más, estamos con un conjunto de amigos conversando en la posibilidad de estructurar algunas formas de comunicación un poco más estable con los distintos departamentos para acercarles a los muchachos una cantidad de elementos informativos de carácter histórico. Yo por ejemplo estaba en Artigas hace pocos días, hay un grupo de muchachos espléndidos, y les decía “¿qué saben de Baltasar Brum?” No saben nada y Baltasar Brum fue un hombre muy importante en muchas cosas, no solamente porque se suicidó cuando se resistió a ser detenido por la dictadura de su época sino que fue un político importante, un hombre que llegó muy joven a la Presidencia de la República, que además de eso, hubo que esperar que cumpliera años para poder ser Ministro de Educación, como estudiante fue un hombre importante en el contexto sudamericano.  

Y el Partido que se ha dedicado a gobernar, como dijo Wilson Ferreira –un hombre de tanto talento- “el Partido Colorado es simplemente el nombre que se le da al gobierno”, el Partido no se ha dedicado a recordar sus cosas. Bueno, yo estoy trabajando mucho con alguna gente que estuvo en el gobierno, hablé con (Leonardo) Guzmán (ex ministro de Educación), con (Didier) Opertti (ex Canciller) para hacer documentos y poder acercárselos a los muchachos en el interior y en Montevideo por la vía de los medios electrónicos que hoy están al alcance de uno. Además, tengo una especie de biblioteca circulante, presto los libros. 

- Eso es peligroso. Es peligroso, ¿pero sabe qué? Si no me lo mandan no le presto el otro. Así que los tengo medios encadenaditos (risas). Lo he hecho toda la vida y ayudo.  

- Hablando de historia, hace poco se hizo público el descubrimiento de una carta de Rivera conspirando para asesinar a Artigas. Mire, usted sabe que las cosas contra Artigas de sus capitanes han de haber sido más que una, no? Inclusive también Lavalleja. De cualquier manera Rivera combatió junto con él hasta el final. Esas cosas que están haciendo contra Rivera son realmente muy interesantes. Usted sabe que el primer intento de golpe de Estado se lo dio Lavalleja a Rivera en 1830. Rivera estaba fuera de Montevideo y Lavalleja ocupó y controló Montevideo. Estaba el gobierno perdido para Rivera y usted sabe sin embargo que Rivera ganó, ¿y por qué ganó Rivera? 

- Por Oribe. Por Oribe. ¿Y por qué ganó Rivera por Oribe si Oribe estaba en Montevideo  junto con Lavalleja? Porque parece que de noche Rivera vino a la costa de la Bahía del Lago del Cerro, Oribe cruzó en bote y entonces arregló con Rivera y lo degollaron políticamente a Lavalleja y a partir de ese día, Oribe fue el jefe del Partido Nacional y Lavalleja quedó flotando, no se sabía al final de su vida si era colorado o si era blanco. 

Era un tiempo en que la gente no lo puede juzgar sentada hoy en su casa escribiendo libros. Si usted lee el viaje de don Dámaso Antonio Larrañaga a visitar a Artigas, cuando llega a Santa Lucía, unos indios Tape que tenía, se emborrachan y le roban la mula y los manda a buscar y los ahorca. 

- ¿Larrañaga? Y claro, no tuvo que llegar a Salsipuedes, ya los ahorcó en Santa Lucía. O sea,  la confrontación o la muerte de indios a manos de españoles empezó tan temprano que apareció Bartolomé de las Casas que salió a defender a los indios. ¿Y usted vio cómo hizo Bartolomé de las Casas que tuvo tanto éxito para defender a los indios? Mire, lo recuerda Borges en La Historia Universal de la Infamia, Borges dice que Bartolomé de las Casas le escribió a Carlos V apiadándose de los indios que morían en los infiernos caliginosos de las minas de oro antillanas. De tal suerte, extraña benevolencia nacieron el medio millón de muertos de la guerra de secesión, la formidable figura de Abraham Lincoln, la buena pintura del oriental Pedro Figari, la buena prosa del oriental Osvaldo Rossi, la gracia de la señorita de Tal y la abominable rumba “El Manisero”. O sea, para proteger a los indios trajeron 8 millones de esclavos del África (risas). Entonces, me parece a mí que había que preguntar como en la Biblia, ¿quién fue el que tiró la primera piedra? Algunos tiraron tantas piedras como Rivera o quizás más, no lo se. Pero eso de creer que la cultura indígena desapareció a manos de Rivera es simplemente un infantilismo histórico. 

- ¿Cómo evalúa la propuesta del gobierno de llevar el estudio de nuestra historia contemporánea a las aulas? ¡Me encanta! Porque supongo que el Sr. Demasi ya habrá incorporado a su texto el libro de Zabalza (risas). 

- En la noche en que usted fue electo Presidente de la República, las primeras palabras que tiene para la opinión pública refieren a su preocupación y compromiso por revertir la pérdida de valores de nuestra sociedad. ¿Cómo le fue en esa batalla? Mire, yo creo que las batallas que se dieron, se dieron aprovechando las oportunidades que tuvimos para hacer algunas cosas que creo que fueron reflejo de esa conducta. Por ejemplo, la Comisión de la Paz fue reflejo de eso. Más allá de lo que informó la Comisión de la Paz, el gobierno no ha podido hacer absolutamente nada. El único caso fue la información que no se prestó a la Comisión de la Paz por parte de la Fuerza Aérea que su comandante se la entregó al Sr. Presidente de la República. Pero en todos los demás casos, se hizo todo lo posible y se le informó a todos los familiares con detalle, así lo hicieron los miembros de la Comisión de la Paz la suerte de cada uno de sus familiares. Es más, se incorporó todo lo de la Argentina. 

No se ha podido encontrar alguna otra cosa. Tengo arriba de mi escritorio, a mano, el libro que me regaló de su poesía el Sr. Gelman, reconociendo y agradeciéndome el esfuerzo que hicimos en el caso de su nieta. O sea que en ese sentido, creo que hicimos lo posible, remitimos las leyes correspondientes que no fueron sancionadas por el Parlamento, puesto que muchas familias tenían problemas judiciales que resolver. 

Con respecto a los valores, le voy a decir además que si no hubiéramos dicho la verdad en el caso de la aftosa el primer día, no hubiéramos podido recuperar jamás con la velocidad que recuperamos el acceso al mercado americano.  

Cuando luego vino el tema de los bancos argentinos y su repercusión en el Uruguay, el General de Negocios sobre el Comercial y el de Galicia sobre el de Galicia y las cosas de los Peirano en Buenos Aires y en otros países de América del Sur que repercutieron tanto acá, yo tuve una reunión con todos los banqueros que eran nuestros acreedores en Wall Street en la Reserva Federal de los EEUU en New York. Todos sabían mucho mejor que nosotros cuál era nuestra situación. Lo que los individuos querían saber, semblanteando al Presidente de la República era si estábamos diciendo la verdad y si estábamos dispuestos a cumplir con nuestra palabra. Y esa fue la cosa que salvó al Uruguay, el que el Uruguay siempre cumplió con su palabra, nunca defoltió (de default), o sea, nunca dejó de pagar, siempre mantuvo la vigencia de los contratos en la moneda y la tasa de interés en que estuvieron establecidos y la única cosa que pedimos fue plazo para pagar. Y creyeron. O sea, yo creo que esos hechos fueron demostración clara de que determinado tipo de valores son los que le permiten a las naciones tener éxito en sus esfuerzos. 

- Luego de estas seguidillas de situaciones adversas para el país que tuvo su gobierno, el entonces senador José Mujica dijo que usted tenía que desgualicharse. Bueno, yo creo que Mujica tiene siempre mucha gracia cuando habla, es notoriamente un tipo muy inteligente y muy ocurrente y creo que él tuvo mucha suerte que yo le cambié la pisada a este negocio, si no le cambio la pisada y hubieran tenido que agarrar aquel fardo que yo tuve que agarrar no tenían que haber hecho un tratado con el Fondo Monetario, hubieran tenido que hacer un arreglo con Tata Dios porque no salían de aquel pozo. Siendo que yo nunca, jamás en mi vida, ni directa ni indirectamente, ni por mí ni por mi hermano ni por nadie, jamás lo llamé al Presidente Bush para pedirle nada. Nunca. Lo mandé al embajador del Uruguay en EEUU, Sr. (Hugo) Fernández Faingold, que hablara con el ministro de Economía, Sr. O’Neill, y le dije “dígale que en el Uruguay el problema no es financiero, es institucional, que si el Uruguay no tiene una solución rápida de carácter financiero, en el Uruguay cae la Democracia”, porque no se arreglaba con el Vicepresidente ni con nadie, porque ¿sabé cómo se arreglaba? Con la plata arriba de la mesa, no se arreglaba de otra forma. Si no existía el dinero arriba de la mesa el costo iba a ser pavoroso para la comunidad. 

- Dijo que no se arreglaba con el Vicepresidente, ¿le da la razón entonces al periodista Claudio Paolillo cuando en su libro “Con las horas contadas” denunció un intento de golpe de Estado técnico contra usted? Mire, yo se que hubo gente que creyó que la solución era echarme, alguna cosa dijo Mujica de eso en algún momento. Y luego hubo otro de derecha que también dijo lo mismo. Lo que pasa que el que dijo eso de derecha es porque no tiene la más mínima idea de cómo funciona la sociedad democrática. Es un hombre que es muy inteligente, muy talentoso, sabe mucho de economía pero no es un demócrata. 

- En 1982, fue candidato por la 15 el Dr. Julio María Sanguinetti porque usted estaba proscripto por la dictadura. Total. 

- En 1984 la fórmula presidencial del Partido Colorado fue Sanguinetti-Tarigo porque usted no había participado de las internas del 82, pese a que usted encabeza la lista al Senado. Porque estaba proscripto. 

- En 1989, usted piensa que Sanguinetti le devolverá la jugada pero sin embargo, opta por Tarigo. Ahí surgió su famosa frase “me arrancaron el brazo sin anestesia” (risas). ¿Cree que Sanguinetti le devolvió el brazo con el respaldo que le dio para que usted fuera Presidente o el respaldo que le dio durante la crisis institucional de 2002? Mire, en primer lugar, la cosa no tiene nada que ver con los antecedentes de las confrontaciones políticas. Creo que Sanguinetti es un hombre de Estado y por tanto cuando me dio el respaldo o cuando la fórmula fue Batlle-Hierro fue porque yo gané la elección interna. Como gané la elección interna, hubiera sido una cosa negativa contra él mismo ir en contra de la fórmula ganadora. 

- De hecho fue lo que sucedió en 1989, cuando usted le gana a Tarigo en la interna del Batllismo Unido y Sanguinetti lanza la candidatura de Fernández Faingold. Ah no, ¿usted me habla de la oportunidad en que fui candidato contra Lacalle, en la elección anterior? 

- Ahí fue cuando le arrancaron el brazo, para utilizar palabras suyas. Bueno, ahí si. Pero a mí me parece que ahí si es posible que no haya habido una orden para nada, pero que haya habido una sensación de disgusto que determinó que alguna gente quedara disgustada y como quedó disgustado… Pero yo quiero decirle que el triunfo del Dr. Lacalle se debió en buena medida a mí. 

- ¿Por su postura negativa ante la reforma constitucional que impulsaban los jubilados? Y el oro. Pero los jubilados me mataron. Pero yo lo dije porque creí que era mi obligación. 

- Pero Sanguinetti, ¿le devolvió el brazo? No. Sanguinetti cumplió con lo que es su fundamento político, con lo que él es. Es un hombre de Estado, él tenía que apoyar al gobierno, apoyar la Democracia porque es lo lógico, es su manera de pensar y su manera de ser. Un día me preguntaron, “¿y usted en qué se diferencia de Sanguinetti?” Fue Néber Araújo. Y yo dije “él es mucho más francés… 

- Y usted inglés. … yo soy mucho más sajón, inglés”. Y está fenómeno, tenemos distintas concepciones con respecto a la presencia del Estado en la sociedad, cuáles son sus funciones y todo lo demás. Yo apoyé su gobierno a rajatabla porque por encima está el país, por encima de las personas, los sectores y los partidos. Pero, ¿cuántas veces yo le dije públicamente al Dr. Vázquez que nosotros lo apoyábamos con los votos para que hiciera el acuerdo con Vietnam, con los chinos, con los gringos, con los canadienses, con Dios y con todo el mundo? ¿Pero no hicimos el acuerdo con los mexicanos nosotros? ¿Y México acaso es miembro del Mercosur? Igual lo hicimos. Hay formas de hacer las cosas, no? Entonces yo pienso que en eso Sanguinetti siempre fue muy claro en su manera de pensar, estando en contra o estando a favor, y yo también, y es por eso que nos entendemos, porque no andamos dando vueltas, decimos las cosas como son, si te gusta te gusta y si no te gusta, paciencia. 

- ¿Y la otra diferencia? Él es hincha de Peñarol. Bueno… (censura)

(Publicada en "El Pueblo" el 30 de Diciembre de 2007)



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Sobre mí
Leonardo Silva Pinasco, de oficio periodista radial y televisivo, con dos columnas semanales que se publican en diario "EL PUEBLO" con información y comentarios varios de la política salteña. Desde aquí compartiremos también todas aquellas reflexiones sobre cuestio- nes de nuestro diario vivir.
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