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1.898: El fin de un imperio


Soldados españoles en Baler

LA GESTA DE BALER

"Pelearemos hasta morir y moriremos matando"
Palabras de Saturnino Martín Cerezo, durante el acto de capitulación de la iglesia de Baler


Fachada de la Iglesia de Baler, lugar donde se refugiaron los Cazadores españoles. Se aprecian las huellas del asedio

ACONTECIMIENTOS CRONOLÓGICOS


Baler fue fundado en el año 1.609 con el nombre de Kinagunasan en un emplazamiento más cercano a la costa. Esta primera fundación sería destruida completamente en 1.735 por un tifón de proporciones casi bíblicas, lo que obligó a los escasos supervivientes a reconstruir el poblado un poco más al sur de aquel primer asentamiento.

En 1.897 era un pequeño poblado, enclavado en la provincia de Nueva Écija, de unos 2.000 habitantes situado a 232 km al este de la isla de Luzón, aislado de la capital del archipiélago por densos e impenetrables bosques y cadenas montañosas.
El poblado ya se había hecho tristemente famoso durante la anterior sublevación independentista al ver cómo, en octubre de 1.897, el destacamento de 50 soldados al mando del joven teniente Mota (de 19 años de edad y al que su arrojo y valentía le habían hecho acreedor de una propuesta de ascenso al empleo de capitán) era diezmado.
En aquella triste ocasión, el destacamento sufrió la pérdida de 10 hombres, incluido el teniente Mota, que se suicidó al creer que había perdido la totalidad de sus soldados en la acción, a pesar de que una vez más, el levantamiento había sido delatado con anterioridad a las

Situación de Baler, isla de Luzón

autoridades españolas.
Ya en aquella ocasión los mandos españoles se habían percatado de que el único edificio cuya solidez podía ser aprovechada para refugiarse ante una eventual insurrección y esperar con éxito la llegada de refuerzos provenientes de Manila era la iglesia del pueblo.

Grupo de insurrectos filipinos

El aislamiento de la provincia de Nueva Écija y la imposibilidad de establecer grandes guarniciones que garantizasen la seguridad del territorio convertía a los pequeños destacamentos españoles en una presa apetecible por los insurrectos, que podían conseguir eliminarlos uno a uno con suma facilidad e ir ganando en confianza y moral, amén de conseguir nuevos adeptos para la causa independentista.
En aquella ocasión, se envió una Companía del 2º Batallón Expedicionario para reforzar el destacamento masacrado, que pronto fue sitiado en baler por los insurrectos filipinos.

Para levantar el asedio y liberar a las tropas españolas se enviaron 400 soldados al mando del Comandante Génova, bien pertrechados de víveres y municiones, aunque su llegada a Baler coincidió con la firma del pacto de Biac-na-Bató y el cese del levantamiento, por lo que no tardarían en regresar a sus puntos de partida.

Pero de lo acontecido con el destacamento del Teniente Mota no se extrajo ninguna lección. El mando español volvería a cometer los mismos errores que acabarían por liquidar los últimos flecos del imperio.
A pesar de todo, se decidió enviar una nueva guarnición de poco más de 50 hombres del 2º de Cazadores al mando del teniente D. Juan Alonso Zayas.
Le acompañaban el teniente D. Saturnino Martín Cerezo y también un teniente médico, D. Rogelio Vigil de Quiñones, así como el nuevo comandante político-militar del distrito del Príncipe, el capitán D. Enrique de las Morenas y Fossi.
Entre los soldados había 12 hombres que ya conocían Baler, pues habían formado parte del destacamento del teniente Mota.
Con ellos llevaban raciones para cuatro meses, que era el tiempo estimado que tardarían en ser relevados por otro destacamento.

El Comandante Político-Militar del Distrito del Príncipe, en el que se encontraba ubicado el pueblecito de Baler

En definitiva, formaban el destacamento 1 Capitán, 2 Tenientes de Infantería, 4 Cabos, 1 Corneta, 45 Soldados además de 1 Teniente Médico y otros 3 Sanitarios ( 1 Cabo y 1 Sanitario filipinos y 1 Sanitario español ).

Busto de Santos González Roncal, corneta del destacamento, que se encuentra en el parque dedicado a su memoria en Mallén, Zaragoza, su localidad natal. (Foto cedida por Aurora, una de sus bisnietas)

En total, 57 hombres a los que el destino había escogido para llevar a cabo una gesta que de haber sido protagonizada por los soldados de cualquier otro país jamás hubiera sido olvidada ni sus protagonistas relegados al olvido. El origen de la inmensa mayoría de ellos era humilde, como el de casi todos los españoles a los que les tocó vivir en aquella España de finales del siglo XIX.
Había entre ellos labradores, zapateros, panaderos, canteros, sombrereros, herreros, cerrajeros y cocineros.
A la disciplina y doctrina militar se unieron las habilidades

 
Placa que honra la memoria de uno de los héroes de baler. (Foto cedida por Aurora, una de sus bisnietas)
 

derivadas de sus respectivos oficios como piezas fundamentales para resistir tan prolongado asedio en unas condiciones durísimas, pues les permitió construir un pozo que les aseguró el suministro de agua

Teniente Saturnino Martín Cerezo

potable, un horno en el que cocinar pan, letrinas, así como remendar los destrozados uniformes, fabricar calzado y reparar el tejado de cinc de la iglesia que tantas veces habían agujereado con sus disparos los insurrectos filipinos en un vano intento de echarlo abajo.
También en esta ocasión los oficiales españoles se percatan de la solidez de los muros de la iglesia, a donde trasladan municiones, víveres y otros enseres, a pesar de que la vida en el pueblo discurre con desconcertante normalidad.
Sin embargo, durante la noche del 26 de junio la guarnición española observa con inquietud la existencia de numerosas hogueras en los altos que dominan el pueblo, por lo cual los mandos españoles toman la decisión de retirarse a la

iglesia y hacerse fuertes en ella en espera de acontecimientos.

Junto a ellos se quedará el párroco Fray Cándido Gómez Carreño.
Y en la mañana del 27 de junio de 1.898, las tropas españolas verán confirmados sus temores al llevar a cabo una descubierta y descubrir que todas las viviendas de Baler están vacías y sus casi 2.000 habitantes han abandonado el pueblo durante la noche anterior.
Ante éste hecho, que presagia un nuevo levantamiento filipino y quizás un pronto ataque, el capitán Las Morenas decide trasladar permanentemente a la iglesia a todo el destacamento, levantando alrededor de la misma un perímetro defensivo, para lo cual se construyeron trincheras , se tapiaron algunas ventanas de la iglesia y se abrieron troneras en los muros de la misma.
Las municiones abundan, pero se encuentran con escasez de agua y con el hecho de que la inmensa mayoría de los abundantes víveres almacenados

el Teniente Médico Rogelio Vigil de Quiñones
grabado de la época representando la iglesis de Bales y la trinchera excavada por los españoles

están en un estado pésimo.
Para suplir esa falta de agua, el Teniente Martín Cerezo insiste en la necesidad de excavar un pozo, aunque el maestro Lucio Quezón les convence de que todos los intentos por conseguirlo en esa zona jamás han tenido éxito.
A pesar de todo, ante la terca insistencia del Teniente extremeño, se inician las obras para construir un pozo. Afortunadamente para el destacamento, después de una prospección de 4 metros, comienza a aflorar el agua que será de capital importancia a lo largo de todo el sitio.
Martín Cerezo también se presenta con 4 caballos cuyo destino, en un principio, es el de servir como

alimento a la guarnición en caso de necesidad, pero finalmente son dejados en libertad, cosa de la que sin duda se arrepentirían posteriormente.

DESTACAMENTO ESPAÑOL SITIADO EN BALER

CLASES

NOMBRE Y APELLIDOS

OBSERVACIONES

Comandante Político Militar del Distrito del Príncipe

Capitán

D. Enrique de las Morenas y Fossi

Falleció del beriberi el 22 de Noviembre de 1.898

GUARNICIÓN DE BALER:

Teniente

D. Juan Alonso Zayas

Jefe del Destacamento. Falleció del beriberi el 18 de Octubre de 1.898

Teniente

D. Saturnino Martín Cerezo

-

Teniente

D. Rogelio Vigil de Quiñones

Teniente Médico del destacamento

Cabo

Jesús García Quijano

Herido en un pie al inicio del asedio

Cabo

José Olivares Conejero

-

Cabo

José Chaves Martín

-

Cabo

Vicente González Toca

Fusilado el 1 de Junio de 1.899

Cabo Indígena

Alfonso Sus Fojas

Sanitario. Desertó el 27 de Junio de 1.898

Corneta

Santos González Roncal

-

Soldado

Julián Galvete Iturmendi

Falleció por heridas de bala el 31 de Julio de 1.898

Soldado

Juan Chamizo Lucas

-

Soldado

Félix García Torres

Desertó el 29 de Junio de 1.898

Soldado

Felipe Herrero López

Desertó el 27 de Junio de 1.898

Soldado

José Hernández Arocha

-

Soldado

Luis Cervantes Dato

-

Soldado

José Lafarga Abad

Falleció de disentería el 22 de Octubre de 1.898

Soldado

Antonio Menache Sánchez

Fusilado el 1 de Junio de 1.899

Soldado

Antonio Bauza Fullana

-

Soldado

Vicente Pedrosa Carballeda

-

Soldado

Manuel Menor Ortega

-

Soldado

Baldomero Larrode Paracuello

Falleció del beriberi el 9 de Noviembre de 1.898

Soldado

Francisco Rovira Mompó

Falleció de disentería el 30 de Septiembre de 1.898

Soldado

Domingo Castro Camarena

-

Soldado

Felipe Castillo Castillo

-

Soldado

Eustaquio Gopar Hernández

-

Soldado

Emilio Fabregat Fabregat

-

Soldado

Eufemio Sánchez Martínez

-

Soldado

Francisco Real Yuste

-

Soldado

José Sanz Meramendi

Falleció del beriberi el 13 de Febrero de 1.899

Soldado

Juan Fuentes Damián

Falleció del beriberi el 8 de Noviembre de 1.898

Soldado

José Pineda Turín

Falleció en España tras su regreso

Soldado

José Jiménez Berro

-

Soldado

Miguel Pérez Leal

Herido de bala en la mano derecha

Soldado

José Alcaide Bayona

Desertó el 8 de Mayo de 1.899

Soldado

Marcos Mateo Conesa

-

Soldado

José Martínez Santos

-

Soldado

Loreto Gallego García

-

Soldado

Jaime Caldentey Nadal

Desertó el 3 de Agosto de 1.899

Soldado

Pedro Izquierdo Arnáiz

Falleció del beriberi el 14 de Noviembre de 1.898

Soldado

Miguel Méndez expósito

-

Soldado

Marcos José Petanas

Falleció de disentería el 19 de Mayo de 1.899

Soldado

Manuel Navarro León

Falleció del beriberi el 9 de Noviembre de 1.898

Soldado

Pedro Vila Gargante

-

Soldado

Ramón Donat Pastor

Falleció del beriberi el 10 de Octubre de 1.898

Soldado

Pedro Planas Basagañas

-

Soldado

Marcelo Adrián Obregón

-

Soldado

Rafael Alonso Medero

Falleció del beriberi el 8 de Diciembre de 1.898

Soldado

Ramón Mir Brils

-

Soldado

Ramón Boades Tormo

-

Soldado

Gregorio Catalán Valero

Falleció en España tras su regreso

Soldado

Timoteo López Larios

-

Soldado

Salvador Santa María Aparicio

Falleció por heridas de bala el 12 de Mayo de 1.898

Soldado

Ramón Ripollés Cardona

Falleció en España tras su regreso

Soldado

Román Lozano Lozano

Falleció del beriberi el 25 de Octubre de 1.898

Sanitario Indígena

Tomás Paladio Paredes

Desertó el 27 de Junio de 1.898

Sanitario

Bernardino Sánchez Cainzos

-

Una de las casas fortificadas en Baler por los sublevados filipinos, desde donde se hostigaba a las tropas españolas.

Tres días después, el 30 de junio, durante una descubierta realizada por un grupo de Cazadores, se produce un repentino ataque de los insurrectos filipinos (que buscaba capturar o aniquilar a la patrulla española) y que logra ser rechazada, produciéndose un herido al ser alcanzado en un pie por un disparo el cabo Jesús García Quijano.
Da comienzo así el asedio del destacamento español, que ya no abandonaría la iglesia salvo en dos ocasiones (una para quemar una casa desde la que se controlaba la iglesia y otra para rechazar por sorpresa a los insurrectos y quemar la totalidad del pueblo) hasta el final de la odisea el 2 de junio de 1.899, y en la que llegarían a participar hasta 800 filipinos armados con algunos cañones capturados en Cavite en un intento vano por tratar de aniquilar cualquier

intento de resistencia de aquel puñado de soldados españoles.
La situación del destacamento español no es muy buena, pues tienen provisiones para pocos meses que se irán consumiendo y pudriendo poco a poco y carecen del producto que más abunda en el pueblo, la sal, que les hubiera permitido conservar los alimentos de manera más eficaz, mientras que les sobra el azucar.

Una vez asegurado el suministro de agua potable con la excavación afortunada del pozo en el patio de la iglesia, proceden a construir también un horno. Pero al mismo tiempo, comienzan a producirse las primeras deserciones que vienen a agravar las penurias de los soldados españoles, al contarles a los sitiadores la situación real en la que se vive dentro de la iglesia.

Por su parte, los insurrectos, bajo el mando del coronel Calixto Villacorta, envían a los párrocos españoles López y Minaya a parlamentar con los sitiados en un intento de conseguir su rendición, pero ambos quedan retenidos por orden del Capitán Las Morenas, pese a ser "dos bocas inútiles", según manifiesta el teniente Martín Cerezo.

La iglesia de Baler, en la que se aprecian las huellas del prolongado asedio

Sin embargo, y pese al lamentable estado en el que las enfermedades les van sumiendo, sobre todo el beri beri, los soldados españoles no se quedan encerrados en la iglesia, realizando varias salidas para

escena del asedio

destruir las trincheras que los filipinos excavan para cercar la iglesia y quemar alguna de las casas desde las que son hostigados. De este modo, en cierto momento dos soldados se ofrecieron voluntarios para quemar el cuartel de la Guardia Civil, desde el que se hostigaba impunemente la iglesia. No sólo lograrían quemar su objetivo inicial, sino que aprovechando la confusión creada, también prenderían fuego a algunas casas que servían de refugio a las fuerzas insurrectas que los sitiaban.
La debilidad producida por las enfermedades terminaron por provocar la muerte del capitán

Las Morenas, del teniente Zayas y de 14 soldados, mientras que 2 soldados más morirían como resultado de los disparos hechos por el enemigo, siendo enterrados en la iglesia con todos los honores.

Pero quizás una de las acciones más heróicas fue la que protagonizaron, ya muy avanzado el sitio, 14 soldados a las órdenes del cabo Olivares, elegidos porque su estado físico no estaba tan deteriorado como el del resto de sus compañeros, que realizaron una salida (la "expedición al otro mundo" la denominaron) que tuvo como resultado la desbandada de las fuerzas sitiadoras, el incendio de todo el poblado privando así a los filipinos de reductos desde los que hostigar casi impunemente a los españoles, y la renovación de la pobre dieta alimenticia a la que estaban sometidos (objetivo

rebeldes filipinos en Baler

principal de la salida) al conseguir calabazas y otras verduras que tan necesarias eran para mantener la salud y contrarrestar el beri-beri.
Además, esta acción les permitió abrir las puertas para ventilar el enrarecido aire que se respiraba en el interior de la iglesia sin verse sometidos a los disparos de los tagalos.

Esta sería la última vez que los soldados españoles saldrían al exterior, permaneciendo dentro de la iglesia durante el resto del sitio.
Pero lo que no consiguieron con sus balas ni con sus reiterados asaltos los tagalos, poco a poco irían haciéndolo las enfermedades y las deserciones: provocar bajas y reducir a extremos de penuria indescriptibles a los soldados españoles.
La guarnición española sufriría 6 deserciones, 11 muertos por beri-beri, 3 muertos por disentería y tan sólo 2 muertos por herida de bala.

alguno de los supervivientes a su llegada a Manila
Martín Cerezo, con grado de General poco antes de su retiro

Tiempo hacía ya que la guerra había acabado, sin embargo, aislados como estaban, éste era un hecho desconocido por los sitiados. Se hace entonces cargo de la defensa del destacamento el teniente Martín Cerezo, quien para mantener la moral alta, obliga a la tropa a organizar periodicamente "juergas" en la iglesia.
Entre tanto, también se suceden algunas deserciones, que ponen en serio peligro a la guarnición española al informar de su situación real a los filipinos que los sitían. En total, 7 desertores, siendo dos de ellos sanitarios filipinos.
Las municiones comienzan a agotarse y los filipinos, para rendir a los españoles, llegan incluso a situar delante de ellos mujeres desnudas y parejas que simulaban realizar un coito; sin embargo, todas esas tretas poco influyen en el ánimo de los defensores, quizás debido, entre otras causas, al estado físico

en el que se encuentran.
Al mismo tiempo, comienzan a llegar parlamentarios españoles a la zona informando a los sitiados del hecho de que Filipinas ya no pertenece a España, extremos que no se cree Martín Cerezo, imaginando que se trata de desertores españoles y de burdas tretas filipinas.

El capitán del Ejército Español Olmedo Calvo es uno de esos parlamentarios. Trae un pliego de órdenes en el que se informa de los acontecimientos que han provocado la pérdida de las islas. Pide ver al capitán Las Morenas, pero Martín Cerezo se lo impide, recogiendo las órdenes él mismo y regresando a la iglesia, donde simula estar hablando con el capitán, ya fallecido, Las Morenas. El pliégo de órdenes decía textualmente lo siguiente:
"Habiéndose firmado el Tratado de Paz entre España y los EE.UU. y habiendo sido cedida la soberanía de estas Islas a la última nación citada, se servirá Ud. evacuar la plaza, trayéndose el armamento, municiones y las arcas del tesoro, ciñéndose a las instrucciones verbales que de mi orden le dará el Capitán de

fotograma de la película "Los Últimos de Filipinas"

Infantería D. Miguel de Olmedo Calvo. Dios guarde a Ud. muchos años. Manila, 1 de febrero de 1899. Diego de los Ríos".

Cañonero Yorktown, con el que los norteamericanos trataron de socorrer a la guarnición española de Baler, sin conseguirlo debido a la resistencia tagala

Los norteamericanos intentan también rescatar a los españoles, enviando para ello el buque Yorktown, aunque el desembarco de una unidad de marines se saldó con 16 americanos muertos, por lo que desistieron del intento.
Un nuevo intento de deserción protagonizada por un cabo y dos soldados sería descubierta, siendo inmediatamente arrestados y puestos bajo custodia aunque posteriormente,

uno de ellos conseguiría escapar de la iglesia y poner sobre aviso a los filipinos de las intenciones de huida que tenía Martín Cerezo. El día 1 de Junio de 1.899 el teniente coronel Aguilar Castañeda se presenta ante la puerta de la iglesia, instando a Martín Cerezo a cesar la lucha, pero éste no le cree tampoco, aunque acepta unos periódicos españoles que trae el parlamentario.

Mientras prepara una salida para esa noche con la intención de llegar a la costa e intentar atraer la atención de algún buque español.
Para evitar que la operación se convierta en una tragedia, toma la decisión de fusilar a los dos desertores que aún tiene prisioneros en la iglesia, el cabo Vicente Glez. Toca y al soldado Antonio Menache.
Sin embargo, la huida debe ser retrasada por motivos climatológicos, pues esa noche la luna brilla con especial intensidad. Para matar el tiempo, decide releer una vez más los periódicos que le han

grupo de soldados independentistas filipinos

sido entregados, encontrando un dato que le hace convencerse del fin de la guerra: una noticia que sólo podía ser conocida por él.
Un antiguo compañero de armas, el teniente Díaz Navarro, le había comentado que al término de la guerra solicitaría traslado a Málaga.

los supervivientes a su llegada al puerto de Barcelona

Tras reunir a la tropa y explicarles la situación, deciden entregar la iglesia con la condición de no ser tratados como prisioneros, pues de lo contrario continuarán con la lucha hasta el final.

"Capitulamos porque no tenemos víveres, pero deseamos hacerlo honrosamente. Deseamos no quedar prisioneros de guerra y que ustedes admitan otras condiciones que expondremos, de las que levantaremos acta. Si se han de portar con nosotros de mala manera han de decirlo porque en este caso no nos rendiremos.

Pelearemos hasta morir y moriremos matando".

Aceptado éste término por el responsable filipino de las tropas sitiadoras, se reunen para firmar el acuerdo de rendición del destacamento español, que previamente ha sido redactado por Martín Cerezo y que reza así:

LEYENDA:

1. Iglesia de Baler
2. Cuartel de la
Guardia Civil
3.Escuelas Públicas
4. Casa del maestro Lucio Quezón
5. Comandancia
Político-Militar
6. Tribunal
7.Trinchera construida por los rebeldes para cercar la iglesia
8. Plaza del pueblo
con naranjos
9. Terrenos de la Comandancia
10. Casa de Hernández
11. Huerto hecho
por los sitiados
A. Casa atrincherada
del gobernadorcillo (alcalde de Baler)

B. Casa habitada por los cabecillas filipinos

PLANO DE BALER DURANTE EL ASEDIO

"En El Baler a los dos días de junio de 1899, el teniente comandante del destacamento español, D, Saturnino Martín Cerezo, ordenó al corneta que tocase atención y llamada, izando bandera blanca en señal de capitulación, siendo contestado acto seguido por la corneta de la columna sitiadora. Y reunidos jefes y oficiales de ambas fuerzas, transigieron en las condiciones siguientes :

El río Kinalapan a su paso por las afueras de Baler. Este paisaje es, hoy, similar al que se encontraron los soldados españoles en 1.898 y 1.899

q Primera:
Desde esta fecha quedan suspendidas las hostilidades por ambas partes beligerantes.
q Segunda:
los sitiados deponen las armas, haciendo entrega de ellas al jefe de la columna sitiadora, como también de los equipos de guerra y demás efectos pertenecientes al Gobierno español;
q Tercera:
La fuerza sitiada no queda como prisionera de guerra, siendo acompañada por las

fuerzas republicanas a donde se encuentren fuerzas españolas o lugar seguro para poderse incorporar a ellas;
q Cuarta:
Respetar los intereses particulares sin causar ofensa a las personas.
Y para los fines a que haya lugar, se levanta el presente acta por duplicado, firmándola los señores siguientes:
El teniente coronel, jefe de la columna sitiadora, Simón Tecson.
El comandante Nemesio Bartolomé.
Capitán Francisto T. Ponce.
Segundo teniente, comandante de la fuerza sitiada, Saturnino Martín.
El médico Rogelio Vigil."

La rendición de la guarnición se produce con todos los honores, y entre gritos de "amigos" que les dirigen los que anteriormente han sido tenaces enemigos.
Los 33 supervivientes abandonaron la iglesia formados, con la bandera española al frente, mientras que los que habían durante 11 meses intentado someterlos les rendían honores militares.
Aún pasarían unos días en Baler, utilizando como refugio todavía la iglesia, hasta que escoltados por tropas filipinas parten por tierra con rumbo a Manila.
Las penurias durante el trayecto fueron múltiples, tanto por la debilidad física que soportan tras tan largo asedio como por el acoso al que son sometidos por los desertores españoles que no dudan en difundir la noticia falsa de que Martín Cerezo lleva consigo el tesoro del distrito militar del Príncipe.

homenaje a los defensores de Baler con motivo del centenario

En reconocimiento a su valentía y heroismo Emilio Aguinaldo, presidente de la recién nacida República de Filipinas, emitiría el siguiente decreto :

El 6 de julio, y tras un sin fin de penalidades, llegaban a Manila, donde serían grandemente agasajados.
El 29 de julio de 1.899, los supervivientes de Baler embarcaban con destino Barcelona, en el vapor "Alicante", llegando a su destino el 1 de septiembre.

LOS SUPERVIVIENTES DE BALER (en esta foto falta el Teniente Vigil):

1 Saturnino Martin Cerezo
3 Vicente Predrouzo Fernandez
5 Ramon Buades Tormo
7 Jose Jimenez Berro
9 Jose Pineda Tura
11 Eufemio Sanchez Martinez
13 Timoteo Lopez Larios
15 Francisco Real Yuste
17 Juan Chamizo Lucas
19 Marcelo Adrian Obregon
21 Antonio Bauza Fullana
23 Eustaquio Gopar Hernande
25 Miguel Perez Leal
27 Emilio Fabregat Fabregat
29 Bernardino Sanchez Cainzos
31 Pedro Vila Gargante
2 Gregorio Catalan Valero
4 Loreto Gallego Garcia
6 Miguel Mendez Exposito
8 Felipe Castillo Castillo
10 Jose Martinez Souto
12 Ramon Ripolles Cardona
14 Pedro Planas Basagañas
16 Luis Cervantes Dato
18 Manual Menor Ortega
20 Marcos Mateo Conesa
22 Jose Hernandez Arocha
24 Santos Gonzalez Roncal
26 Jose Olivares Conejero
28 Jesus García Quijano
30 Domingo Castro Camarena
32 Ramon Mir Brils

Los restos de los 17 soldados españoles que fueron enterrados en la iglesia, así como los del párroco Gómez Carreño, serían exhumados el 9 de Noviembre de 1.903 por el fraile López y traidos a España ese mismo año a bordo del Isla de Panay, no siendo muy difícil su localización debido a que Martín Cerezo dejó un PLANO detallado con la ubicación de las tumbas donde reposaban los soldados.

La iglesia de Baler en la actualidad durante una celebración

HIMNO DE BALER, compuesto por Pedro Planas durante el asedio

Una representación del Pueblo de Baler durante el asedio de la iglesia

Con la llegada de los americanos a las Filipinas, no tardaron los nativos de las mismas en darse cuenta de que no sólo no habrían de obtener la tan ansiada independencia sino que los nuevos amos eran más intransigentes y habían llegado para quedarse.

Una nueva fotografía de los supervivientes a su llegada a Barcelona. En esta ocasión, el Teniente Vigil sí aparece en la misma

No tardó, pues, en sucederse una nueva guerra, esta vez entre americanos y filipinos. La nueva guarnición que los americanos habían dejado en Baler se vió obligada a intentar emular la gesta de los españoles fortificándose en la iglesia, una vez más por razones obvias: la solidez de sus muros. Pero al cabo de unas semanas de sitio, debieron capitular.

PLACA CONMEMORATIVA EXISTENTE EN LA FACHADA
DE LA IGLESIA DE BALER

En 1.935 D. José Martínez Ruiz, alias "Azorín", prologaba la 4ª edición del libro de Saturnino Martín Cerezo, "El Sitio de Baler", haciéndolo en los siguientes términos:
"...En Luzón, a ciento ochenta kilómetros de Manila, se estaba escribiendo la página más brillante que desde Numancia, sí, desde Numancia, ha escrito el heroísmo español. Cosas muy admirables se han visto en la guerra europea; no se ha visto ninguna superior a la defensa de Baler.
Enrique de las Morenas, Juan Alonso y Saturnino Martín Cerezo, jefes del destacamento sitiado, son nombres que, con los de los muchachos acaudillados por ellos, pueden citarse junto a los más preclaros...
...La capitulación se hizo con todos los honores, los máximos honores, para los sitiados. Treinta y dos soldados fueron los que quedaron. ¿Qué nación en Europa puede mostrar ejemplo de tal heroísmo?".

El vapor Alicante, buque en el que retornaron de Filipinas los  supervivientes del destacamento de Baler