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LA EMIGRACI�N CANARIA EN CUBA. CONSECUENCIAS ECON�MICAS Y SOCIOCULTURALES



LA EMIGRACI�N CANARIA EN CUBA. CONSECUENCIAS ECON�MICAS Y SOCIOCULTURALES

MSc. Teresa Machado Hern�ndez
teresa@uclv.edu.cu
MSc. Ariel Lemes Batista
lemes@uclv.edu.cu
Universidad Central de las Villas.
Cuba
2006
Palabras claves: emigraci�n, canarios, econom�a, globalizaci�n, turismo, tabaco, Asociaci�n Canaria de Cuba.

La emigraci�n canaria en Cuba. Consecuencias econ�micas y socioculturales.
 


 Introducci�n

El tema de la emigraci�n es uno de los m�s recurrentes en la literatura contempor�nea. El proceso de globalizaci�n de la econom�a mundial ha contribuido sensiblemente al rompimiento relativo de las barreras nacionales, favoreciendo el �libre� movimiento de personas desde lugares muy distantes. Todo esto facilitado por un desarrollo sin precedentes del transporte, las telecomunicaciones, los servicios financieros y el turismo, entre otros.

La migraci�n temporal o total o en transici�n de la una a la otra obedece a motivos tan variados como las personas que protagonizan el movimiento migratorio. No obstante los motivos econ�micos y familiares resultan ser los de m�s peso. En el factor econ�mico, que es esencial se insiste en que la desigualdad econ�mica de las naciones, es una causa esencial de los movimientos migratorios: esta se manifiesta como diferencias internacionales de salarios y de ingresos, y por tanto de niveles de vida motivo esencial; aunque no deben olvidarse otras causas importantes como son los desastres naturales, las guerras, las epidemias, entre otras.

La emigraci�n es un tema muy actual y, al mismo tiempo, es un tema muy antiguo. El mundo actual tal y como o vemos hoy, es el resultado del movimiento migratorio desde las primeras civilizaciones y asentamientos humanos hasta conformar el mapa pol�tico global en la actualidad buscando siempre mejores condiciones de vida. El continente americano no esta exento de esta tendencia. En si mismo es resultado de un movimiento migratorio primero de abor�genes, despu�s de espa�oles y mas tarde portugu�s, ingles, franc�s, etc. No es desacertado decir que la cultura americana han tenido una influencia decisiva las migraciones, que al asentarse y unirse con la nativa dieron origen a lo que hoy es el ser latinoamericano.

Cuba a diferencia de la Am�rica Latina, se caracteriza por una d�bil influencia ind�gena y una mayor influencia negra espa�ola y china en su conformaci�n cultural y m�s d�bilmente influencia caribe�a francesa e inglesa. A ra�z del aniversario en los 90s del encuentro entre las cultural se volvi� en toda la Am�rica Latina el debate sobre el choque, encuentro o desencuentro de culturas. M�s all� de la pol�mica en la cual no nos vamos adentrar porque nos parece suficientemente aclarada, lo que si fue importante es el replanteamiento del aporte mutuo de las mismas a la identidad y el desarrollo nacional. En esa direcci�n en Am�rica Latina y en Cuba en particular se reactivaron las publicaciones y estudios sobre la influencia de las emigraciones en la cultura cubana, fundamentalmente las menos estudiadas, las influencias china y canaria.

El objetivo de esta ponencia es valorar la influencia de la emigraci�n canaria desde los puntos de vista econ�mico y sociocultural en Cuba, tomando como referencia su presencia en la zona central. Para lograr el mismo se han revisado numerosos materiales antiguos y recientes; publicados e in�ditos sobre el tema los cuales han arrojado luz sobre un tema insuficientemente estudiado. El presente se inscribe en un conjunto de esfuerzos que han sido promovidos por la Asociaci�n Canaria de Cuba (ACC) en su sede Central; que estimula las actividades de extensi�n desde la Universidad y otros centros incentivando la investigaci�n, el conocimiento y entendimiento mutuos, y el intercambio cultural y las acciones solidarias. Un segundo objetivo, y no menos importante es determinar temas para nuevos trabajos y estimular los estudios sobre el tema general de la emigraci�n y su impacto cultural.

La emigraci�n canaria. Historia.
Existen evidencias de que en el segundo viaje de Colon a Am�rica con �l viajaron canarios , que seguramente aprovecharon la escala que hizo su expedici�n en el archipi�lago. Se sabe con seguridad de 35 pasajeros que viajaron de las Islas Canarias a La Habana en 1686 , a bordo del velero Nuestra Se�ora de Guadalupe y San Juan (del 3 Mar 1686 al 12 Jun. 1683). En la segunda mitad del siglo XVI se habla de 65 personas que emigran legalmente. Las investigaciones de Miriam Rivera dan fe de este primer viaje y de una lista de veleros que hac�an la ruta entre las Islas Canarias, Puerto Rico y Cuba en los a�os 1756-1773. Estas investigaciones de archivo arrojan luz sobre la antig�edad de la presencia de canarios en el nuevo mundo y en Cuba.

Los canarios participar�an en la conquista como expertos gu�as. Entre 1492 y 1506 al menos 12 de las mayores expediciones hacen escala en La Gomera o Tenerife. Entre ellas las de los mayores nombres de la conquista como Col�n, Ojeda, Vespuccio, Pedrarias, La Cosa, Y��ez u Ovando. Las Canarias tienen el privilegio de comerciar con Indias desde los comienzos de la colonizaci�n del Nuevo Mundo. Una Real Orden de 1511 simplemente especifica que los canarios parten solamente con la autorizaci�n del capit�n del nav�o

Numerosos factores favorecieron la estabilidad y el crecimiento de la corriente migratoria en primer lugar, la crisis econ�mica en Canarias; la pol�tica de la corona espa�ola de promover la migraci�n voluntaria e involuntaria. La emigraci�n forzada (involuntaria) se realizo mediante el mandato del Tributo de Sangre (Real C�dula del 25 de mayo de 1678), en virtud de la cual por cada 100 T de M que se exportaran al nuevo continente, deb�an enviarse 5 familias. La voluntaria se estimulo mediante La Real C�lula del 11 de abril 1688, que responsabilizaba a Cuba y Puerto Rico a facilitarles tierras a las familias que emigraban. No puede desde�arse los rumores y la certeza sobre la existencia de oro, y la aspiraci�n de mejor�a econ�mica en un continente poco poblado, aun sin explotar que, supuestamente, ofrec�a posibilidades para todos.
La emigraci�n se extendi� en oleadas sucesivas ascendentes hasta la mitad del siglo XIX. En el censo de 1846 se contabilizaron 45.814 canarios en Cuba. A partir de mediados de siglo se verifica una disminuci�n en la corriente migratoria canaria a la isla, que se reactivo a finales de la d�cada del 60, periodo en el cual las autoridades espa�olas contabilizaban unos 60 000 isle�os aqu�. La emigraci�n ascendente que fue paralizada por la guerra de independencia y se mantuvo deprimida hasta la segunda d�cada del siglo XX, en esta etapa (1868- 1913 aproximadamente) la tendencia fue a la inversa (retorno). Es posible que la nueva oleada haya tenido que ver con la amenaza inminente de la Primera Guerra Mundial.
La emigraci�n espa�ola y canaria tienen sus diferencias muy espec�ficas: los espa�oles vinieron como colonos y les fueron entregadas tierras en encomienda. En ese momento hist�rico las Islas Canarias eran colonia espa�ola, esto decidi� su destino: los naturales de las Islas Canarias o isle�os, se destinaron como mano de obra para las plantaciones de ca�a de az�car y de tabaco y tuvieron suerte al no ser considerados oficialmente esclavos. Aun as� fueron superexplotados en las plantaciones de ca�a, tabaco, obras en condiciones de la m�s onerosa servidumbre.
Las provincias centrales de Cuba fueron objeto de la inmigraci�n canaria en el siglo XVII. Los canarios o isle�os se asentaron en el centro y est�n vinculados con la fundaci�n de sus principales poblados como Sagua la Grande, fundada en el 1812 por el colono de origen canario Don Juan Caballero, Santa Clara, Camajuan�, San Juan de los Remedios, Vueltas, Santo Domingo, El Hoyo en Manicaragua , entre otras. Los canarios ven�an preferentemente de Gran Canaria, Tenerife y La Palma.

La fundaci�n de Placetas data del 24 de marzo del 1847 en la Iglesia del Copey, y fue promovida por habitantes de Remedios y sus alrededores que trataban de moverse m�s al interior del territorio buscando mejores tierras para el tabaco y m�s seguridad de los ataques de corsarios y piratas. En el asentamiento el 63,9 % de los pobladores proven�an de Canarias, de Tenerife el 39,8%; La Palma 27,0 %; La Gomera 19,8%; Gran Canaria 12,8%. Las actividades econ�micas a las que se dedicaron fueron: labores agr�colas: 44,2%; Amas de Casa 26,6%; Comercio 11,5%; y soldados el 8,8%, entre otras . Esta composici�n confirma el criterio prevaleciente entre los estudiosos del tema acerca de la procedencia humilde y rural, y el car�cter familiar de la emigraci�n canaria. Es interesante el detalle de que los canarios se asentaban preferentemente en las zonas rurales y no en las cabeceras de provincias donde predominaba la emigraci�n peninsular, de aqu� se desprende que las influencias econ�micas y socioculturales canarias se vean mas marcadamente en las zonas rurales y en la cultura campesina en Cuba.

Sagua fue fundada el 8 de diciembre de 1812. A finales del siglo XVIII, Sagua la Grande era solo un caser�o incipiente conocido como Embarcadero, ubicado a orillas del r�o. Don Juan Caballero, colono de origen canario fund� la ciudad en 1812 con la celebraci�n de una misa en una ermita r�stica, construida para ese prop�sito.

Cabaigu�n en el periodo que va entre 1830 y 1850 se incrementa la llegada de isle�os a Cuba, la construcci�n del ferrocarril demand� mano de obra adicional para estas labores. Casi un millar de canarios participaron en la construcci�n del primer tramo Habana-Bejucal. La historia de la fundaci�n de Cabaigu�n(1894), conocido como la capital canaria de Cuba esta relacionada con las inmigraciones de las siete Islas, ocurridas desde el pasado siglo, y que se fortalecen a partir de 1902 paralelamente con la construcci�n del ferrocarril central. Cabaigu�n que naci� de un min�sculo caser�o del fenecido partido de Neiva, que en 1861 contaba s�lo con 25 habitantes y ya en 1919, ten�a una poblaci�n de 4,361 personas.

La historia de la ciudad cabecera Santa Clara, desde su fundaci�n el 16 de julio de 1689, esta vinculada con la emigraci�n canaria y sus primeros descendientes. Es el resultado de la migraci�n hacia el sur de canarios que ya antes se hab�an asentado en Remedios y Camajuan� y buscaban mayor protecci�n con respecto a los ataques de corsarios y piratas y otros pillajes relacionados con el comercio de contrabando. En Santa Clara se asent� un grupo considerable de canarios nativos de Aguimes (Gran Canaria), de estos quedan a�n descendientes.

Los isle�os al asentarse, se dedicaron a la agricultura y la manufactura tabacalera y de norte a sur, tras mejores condiciones naturales para el tabaco, se fueron moviendo y asent�ndose hasta llegar las monta�as de Macizo del Escambray, donde hicieron un importante asentamiento en El Hoyo, en el actual municipio de Manicaragua. En la misma medida en que se extend�a la demanda de tabaco, se estimulaba la oferta esta situaci�n mejor� sensiblemente la situaci�n econ�mica de los canarios, incluso se formaron elites mercantiles isle�as que se integraron dentro de los estratos altos de la sociedad cubana.

Viendo en el tabaco una v�a de enriquecimiento, Espa�a monopoliz� el comercio del tabaco, para lo cual estableci� en 1634 el estanco de este producto para Castilla y Le�n, r�gimen que en 1707 se ampli� a todos los territorios de la corona. Esta medida unilateral afecto los intereses de los trabajadores canarios que se sublevaron junto a los tabacaleros sucesivamente en el 1717, 1720 y 1723. Los isle�os se incorporaron a la Guerra del 68 unas veces se alistaron en el Ejercito Espa�ol y otras del lado de las fuerzas mambisas.

Factores importantes fueron la rebeli�n de esclavos en Hait�; la liberalizaci�n de la trata de esclavos en 1789; y la profunda crisis econ�mica en Canarias; estos crearon condiciones favorables para su introducci�n masiva de la mano de obra africana. En el per�odo que va de entre 1783 y 1791 se incrementaron vegas y vegueros, no obstante para finales de la d�cada los que cultivaban las tierras a censo y por arrendamiento se vieron obligadas a abandonarlas y desplazarse hacia zonas m�s alejadas y de menos inter�s para el gobierno espa�ol. Se extend�a triunfante la producci�n azucarera sobre la base de la explotaci�n extensiva e intensiva de la mano de obra esclava que precisaba extensas plantaciones.
El inicio del siglo XIX fue beneficioso para los inmigrantes, dado el conflicto b�lico en Venezuela (1814) la corriente migratoria se dirigi� hacia Cuba y Puerto Rico. Los canarios y sus descendientes siguen extendi�ndose hacia el Occidente.
Entre 1835 y 1850 Mac�as Hern�ndez considera que al menos 50.000 isle�os emigraron, de los que casi un tercio se dirigen a Cuba. Si el censo de 1846 recog�a la presencia de 19.759 canarios en la Isla, el de 1862 los eleva a 45.814

Un incentivo adicional, pero no menos importante fue la crisis de las relaciones esclavistas y la extensi�n paulatina en Cuba de las relaciones capitalistas de producci�n. Esto generaba una demanda adicional de mano de obra asalariada:

La extinci�n definitiva de la esclavitud fue en 1886. Se calcula entre 50 y 60.000 el total de los emigrantes isle�os en la segunda mitad del XIX. La zafra de 1887 fue la primera que se hizo totalmente con asalariados.

Guerras participaci�n

El inicio de la Guerra de Independencia determin� el descenso en la corriente emigratoria canaria a partir de mediados de siglo. Los flujos se reavivaron a finales de los setenta. En el 1872 se funda la Asociaci�n Canaria de Protecci�n y Beneficencia Agr�cola como un primer y loable intento de organizaci�n y asistencia mutua. En la regi�n central se fundo en el 1881 la Sociedad de Inmigraci�n Espa�ola, por Jos� Mart�nez Fort�n y Erl�s y otras personalidades del Partido de Remedios. El prop�sito de la SIE fue estimular la inmigraci�n canaria directamente hacia la zona central por el puerto de Caibari�n para ser utilizados como mano de obra para las labores agr�colas, en sustituci�n de la mano de obra negra sobre todo para el tabaco, aunque tambi�n trabajaron en ingenios y sitios agr�colas. Solo en el 1883 desembarcaron por Caibari�n 6 expediciones con 1500 inmigrantes .

Los canarios se incorporaron a las Guerras de Independencia unos del lado del ejercito espa�ol donde se destacaron el general Ignacio P�rez Gald�s, grancanario y el Cabo de Infanter�a Higinio Lugo Torres, tacorontero y el Batall�n de Guerrilleros de Canarias. Del lado de los mambises combatieron por la libertad de Cuba numerosos isle�os, llegaron a generales cuatro canarios: Juli�n Santana, Manuel Su�rez Delgado, Jacinto Hern�ndez Vargas y Mat�as Vega Alem�n. El h�roe nacional de Cuba y descendiente de canaria; Jos� Mart� cay� el 19 de mayo de 1995 en plena gesta libertadora.

Frustrada la independencia con la ocupaci�n militar norteamericana (1898) se vivieron en Canarias momentos de incertidumbre y decepci�n. Se declara en ese a�o el Estado de Guerra, ante la amenaza del presidente norteamericano de ocuparla conjuntamente con Baleares. Los isle�os recib�an sus militares repatriados de Cuba que hab�an luchado con el Ej�rcito Espa�ol. Se sinti� con mucha fuerza la repercusi�n de la guerra hispano cubano- norteamericana, se tem�a un desembarco yanqui en el archipi�lago y por la suerte de las familias canarias asentadas en Cuba. La repercusi�n que la guerra hispano-cubano-norteamericana tuvo en Canarias puede constatase en la prensa de la �poca que a pesar de el enfoque triunfalista que caracteriz� el tratamiento del tema del conflicto b�lico en cuesti�n; nos permite ver su importancia para la opini�n publica en las Islas.

Siglo XX

Una vez establecida la Republica en Cuba, se restableci� el flujo migratorio, que recibi� un impulso en la segunda d�cada. La eliminaci�n de todas las trabas que supuso la dominaci�n espa�ola; la reconstrucci�n y reanimaci�n econ�micas que supone la salida de toda guerra; la inversi�n de capital norteamericano provocaron una reactivaci�n de la econom�a cubana y una demanda creciente de fuerza de trabajo:

En el bienio 1913-1914 Cuba acog�a entre el 84,9 por 100 y el 87,3 por 100 de los emigrantes salidos por el puerto de Las Palmas, entre el 87 y el 87,2 por 100 de los que parten de Tenerife y entre el 99,2 y el 99,9 de los que embarcan en Santa Cruz de La Palma. De los 4.677 pasajeros considerados como emigrantes que parten en 1914 de Canarias, un 40,5 por 100 lo hacen del puerto de Tenerife, un 31,6 por 100 de Las Palmas y un 27,9 de La Palma. Para 1915 la cifra se elevaba a 6.713 pasajeros, pero los porcentajes hab�an variado: un 38,4 por 100 tienen como punto de embarque Tenerife, un 44 por 100 Las Palmas y un 17,6 por 100 La Palma.

Otros factores a considerar fueron en el plano internacional, la amenaza y posterior realidad de la Primera Guerra Mundial (1914-1918); los altos precios del az�car en el mercado mundial; la elevada cotizaci�n del peso cubano que se equiparaba en esa etapa al d�lar norteamericano, patr�n internacional; las diferencias salariales entre trabajadores en Canarias y en Cuba; el incentivo a la producci�n agr�cola azucarera por los precios altos en el mercado mundial; y no azucarera por el fomento en Cuba de nuevos cultivos de exportaci�n (pl�tanos, tomates y papas). Estos propiciaron una emigraci�n de trabajadores temporales, preferentemente varones que intentaron hacer un peque�o capital en Cuba, para m�s tarde invertirlo en Canarias.

La coyuntura alcista de los precios del az�car, que produjo una demanda de mano de obra adicional, y estimul� la emigraci�n espa�ola y canaria, se interrumpi� bruscamente en el a�o 1921 los precios del az�car en el mercado norteamericano se derrumbaron de 22 centavos la libra a 3,75 centavos. Espa�oles e isle�os se vieron obligados a regresar a casa, produci�ndose algunos disturbios y protestas por el trato despiadado por parte de las autoridades de inmigraci�n.
Es muy probable, por tanto, que fuese Canarias una de las regiones espa�olas m�s afectadas por la repatriaci�n de la "quiebra cubano" del a�o 1921, estim�ndose seg�n cifras oficiales como retornados en dicho a�o la de 3.416 y que continuar� en 1922 con 2.411 repatriados m�s.

A mediados de la d�cada del 20 se vivi� en Cuba una cierta recuperaci�n. No obstante en el 29 se sintieron en la econom�a cubana fuertemente los efectos del crac del 1929. En Cuba comenzaba una crisis estructural y permanente que evidenciaba los l�mites de crecimiento para un pa�s dependiente y subdesarrollado. Si bien el "quiebra cubano" fue coyuntural, las consecuencias de la crisis del 29 fueron tan graves que determinaron la retirada de los trabajadores temporales y que un 70 % de los inmigrantes decidiera su retorno, qued�ndose en Cuba solo un 30% de la poblaci�n canaria que en ese momento radicaba en Cuba. Este 30% (que a partir de ahora seria el 100%) en su inmensa mayor�a, ya asentados con descendientes cubanos y con cierta estabilidad econ�mica: eran peque�os propietarios vegueros, tabaqueros o colonos ca�eros; en menor medida comerciantes y de otros oficios.

Los inmigrantes canarios tendieron a la unidad y la colaboraci�n mutuas. El 11 de noviembre de 1906 se funda la Asociaci�n Canaria con objetivos de asistencia sanitaria, instrucci�n, recreo. El asociacionismo canario resulto un pilar importante para la ayuda y la estabilidad de la ya comunidad canaria en Cuba. La asociaci�n promovi� la construcci�n de centros sanitarios y estimulo un importante movimiento period�stico. Una parte minoritaria de �stos dio lugar en los 20 a la creaci�n del Partido Nacionalista Canario y su �rgano de expresi�n �El Guanche�. Los descendientes de canarios como parte ya del pueblo cubano asumieron su identidad sin perder lo m�s esencial de las tradiciones canarias que se transmit�an de generaci�n en generaci�n.

Debido a esta asunci�n se hacen muy dif�ciles la investigaci�n sobre la historia de los inmigrantes canarios y sus familias en la etapa que va de la d�cada del 30 hasta nuestros d�as. Ya que, una vez controlados los flujos y estabilizarse la comunidad canaria, �aplatanarse�y mezclarse, su historia se funde con la del pueblo cubano. Lucha de clases; Revoluci�n; emigraci�n de algunos perjudicados por las medidas de la Revoluci�n en los a�os 60; relaciones y v�nculos familiares normales; derrumbe del campo socialista y periodo especial en Cuba; est�mulo al turismo en Cuba que coincide con un desarrollo ya importante en las Islas Canarias ; reactivaci�n por esta v�a los lazos que anteriormente solo eran diplom�ticos y familiares. Los noventa en Cuba crea un ambiente propicio para el estrechamiento de estos v�nculos y, como parte de esto la reactivaci�n de los viajes y del flujo migratorio esta vez primando de Cuba hacia las Islas Canarias, por encontrase estas en la actualidad en una situaci�n econ�mica mejor y mas estable. Las nuevas tecnolog�as de la computaci�n y las telecomunicaciones han facilitado la reactivaci�n de los v�nculos.

En la actualidad se estima que existen m�s tres mil naturales del archipi�lago; muchos de los cuales son varones, mayores y conservan la nacionalidad espa�ola, por razones sentimentales y patri�ticas, pues emigrar no significa una renuncia al sentimiento nacional, por tanto las intenciones de regresar no se abandonan y, porque los gobiernos espa�ol de Cuba y cubano posteriormente no les exigieron la naturalizaci�n como condici�n para el trabajo y la tenencia de propiedad. Los naturales cuentan con un aproximado de 600000 descendientes.

La asociaci�n Nacional Canaria de Cuba "Leonor P�rez " se fund� en el a�o 1993 por el descendiente de canarios Carmelo Gonz�lez Acosta y cuenta con m�s de 45000 asociados. La Asociaci�n Nacional Canaria de Cuba "Leonor P�rez " de Villa Clara cuenta con 2182 asociados entre naturales y descendientes (hijos, nietos y bisnietos), de los cuales 32 son naturales, la mayor�a a�n en plenitud de sus facultades. Esta dirigida por Jorge Luis Abreu S�ez.

Efectos econ�micos y socioculturales de la inmigraci�n canaria en Cuba

En siglos de inmigraci�n canaria y sus descendientes han sido diversos los efectos socioecon�micos, los cuales pueden resumirse en los siguientes puntos:

Desarrollo de la agricultura de la ca�a y el tabaco:
Los inmigrantes canarios se establecieron preferentemente como agricultores y m�nimamente en la miner�a y el comercio. Paulatinamente los isle�os se fueron moviendo de las labores de la ca�a hacia el cultivo y las atenciones al tabaco, esta costumbre la aprendieron de los nativos tainos. Desde pr�cticamente el descubrimiento de las Am�ricas los propios espa�oles dan cuenta de la costumbre ind�gena de fumar tabacos

�Hallaron los dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaba a sus pueblos, mugeres y hombres, con un tiz�n en la mano, (y) yervas para tomar sus sahumerios que acostumbravan.�

El tabaco es originario del continente americano. Los ind�genas del Caribe fumaban el tabaco vali�ndose de una ca�a en forma de pipa llamada tobago, de donde deriva el nombre actual. Los canarios aprendieron r�pidamente a cultivar las "hojas secas que desprend�an una peculiar fragancia" y torcer los tabacos. Hay referencia de una carta escrita por el canario Demetrio Pela (1541), quien dec�a haber aprendido el cultivo de la maravillosa solan�cea del aborigen Erio Xil Panduca en los inicios de la colonia . Primero para el consumo propio, de residentes, marineros y; al ver la demanda creciente al extenderse el consumo a Espa�a se estimularon al aumento de las Vegas, extendiendo su cultivo por todo el pa�s hasta encontrar la excelencia natural en la zona de Vuelta Abajo. Pinar de R�o.

En el mapa de las zonas tabacaleras en Cuba puede observarse la relaci�n existente entre las zonas tabacaleras y las zonas de asentamiento preferente de canarios. Por ejemplo en la zona central, la producci�n tabacalera fue tan grande que Espa�a estableci� dos Factor�as all� una vez ordenado el Estanco del tabaco: una en Remedios y otra en Trinidad. Los canarios influyeron decisivamente en el surgimiento y extensi�n de la producci�n tabacalera en Cuba, cuyo producto es famoso a nivel mundial y, adem�s incursionaron con �xito en la econom�a de subsistencia, el comercio, la artesan�a y los negocios de imprenta y litograf�a.

Se estima que el trabajo de inmigrantes canarios y sus descendientes (campesinos) levantaba el 70% de la cosecha azucarera y el 90 % de la tabacalera y que, como productores agr�colas perfeccionaron esta actividad con m�ltiples innovaciones tecnol�gicas. Lograron, por ejemplo la aclimataci�n de cultivos mediterr�neos al tr�pico. Se conoce que el canario Francisco Alonso Jim�nez fue divulgador y defensor de las experiencias del sabio cubano �lvaro Reinoso sobre el cultivo de la cana y llevarlos a la pr�ctica, haci�ndoles aportes que hoy est�n vigentes, en 1953 public� �El cultivo de la cana de az�car en Cuba�. Asimismo el canario Francisco Fr�as Jacott (1809-1877) Conde de Pozos Dulces, figura relevante en la agricultura cubana recomend� en sus investigaciones la de separar de la industria azucarera la parte agr�cola: aporte todav�a vigente y con resultados satisfactorios. Se reconoce tambi�n el aporte de los isle�os a las t�cnicas de cultivo del pl�tano y tomate.

Los historiadores reconocen el aporte canario a la industria alfarera, al comercio en todos los sentidos desde el de exportaci�n e importaci�n hasta el detallista. La historia de la construcci�n del ferrocarril y los viales en general no puede dejar de incluir a los picapedreros (rajoneros) hombres fuertes y laboriosos de origen canario.

Desarrollo del turismo: en el contexto de la Reforma Econ�mica de los a�os 90 en Cuba, uno de los programas aprobados fue el de desarrollo del turismo. Esto atrajo la atenci�n de empresarios canarios, la primera empresa mixta entre Cuba y Canarias fue inaugurada en 1988 por iniciativa del empresario canario Enrique Martin�n. Hasta el 2000 los Melia eran cuatro, todos construidos sobre la base de inversiones en cartera con participaci�n de capital canario. En el 2000 Rom�n Rodr�guez, presidente de la Comunidad Aut�noma de Islas Canarias, Espa�a; visito Cuba y se promovieron la cooperaci�n mutua, centrada en el sector del turismo.

Actualmente la cooperaci�n canario cubana muestra como logros en este rengl�n la producci�n cooperada de "Punch cigarritos" pertenece a la Compa��a de Tabacos Isle�os (COTAIS), una asociaci�n econ�mica entre la Compa��a Tabacos Isle�os S.A. (CITA) y la Uni�n de Empresas del Tabaco de Cuba que se constituy� oficialmente el 24 de febrero de 1999 y est� ubicada en Tenerife. La socia cubana situada en el municipio habanero de El Cerro, requiri� una inversi�n de 300.000 d�lares para su reconversi�n tecnol�gica. COTAIS cuenta con un capital inicial de tres millones de d�lares aportados por ambas partes.

La cooperaci�n econ�mica canario-cubana con una tendencia ascendente abarca preferentemente las �reas del turismo, la producci�n de tabaco y la agricultura.

Remesas mutuas. La actividad preferentemente agr�cola y comercial de los inmigrantes canarios le permiti� enviar, con cierta regularidad remesas a sus familiares permanentemente, pagar sus deudas y promover viajes en ambas direcciones. Esta tendencia se mantuvo hasta la primera mitad del Siglo XX.

A partir de la d�cada del 90 el desarrollo alcanzado por Espa�a en general y el Archipi�lago Canario en particular ha propiciado que, ante la crisis econ�mica en Cuba provocada por la ca�da del campo socialista entre otros factores; se produzca un aumento del env�o de remesas de las Islas Canarias a Cuba. El desarrollo del turismo, la importantisima actividad de la Asociaci�n Canaria de Cuba y de otras instituciones cubanas y canarias a favor de la identificaci�n reunificaci�n familiar, provoc� el reencuentro por esta raz�n, la promoci�n de viajes y la reactivaci�n del env�o de remesas familiares de Canarias a Cuba.

Los aportes socioculturales son sin duda los m�s extensos, generalizados y significativos. Se encuentra en primer lugar, su contribuci�n a la fundaci�n de la mayor�a de las Villas y asentamientos a lo largo de toda la Isla, sobre todo a la fundaci�n de un n�mero considerable de asentamientos rurales. En segundo, desde el punto de vista de la estructura socio clasista de la sociedad hay que tener en cuenta que la clase campesina cubana es preferentemente de origen canario. En tercer lugar, los canarios han dejado una impronta muy importante en la oralidad, y las tradiciones del pueblo cubano.

El especialista en el tema Luis Alfaro lo resume:
Por solo citar algunos ejemplos que ilustran lo anterior recordemos que el padre de nuestros estudiosos del folklore, Samuel Feij�o, en su Mitolog�a cubana (1985) cita un total de 9 mitos que hacen referencia a las Islas. Por su parte, Lydia Cabrera en su libro magistral El monte (1954) narra acontecimientos acerca de un matrimonio de una mujer africana con un isle�o, que demuestra la interinfluencia �tnica entre canarios y africanos. Y Germ�n de Granda, hace m�s de 20 a�os, consider� la brujer�a isle�a como un componente etnocultural de los sectores m�s humildes de la sociedad cubana. En tanto que Mar�a del Carmen Victori ha planteado que el cuento de exageraciones es una vertiente narrativa que puede considerarse como un aporte isle�o a la cultura oral popular.

Alfaro considera que los soportes fundamentales que han favorecido estas coincidencias son la presencia y vitalidad de los rasgos propios de la identidad cultural canaria en las regiones investigadas; la continuada inmigraci�n y los contactos interrumpidos entre Canarias y Cuba y conservaci�n de la memoria hist�rica de los hablantes.

Los inmigrantes al llegar a Cuba y asentarse trajeron consigo y conservaron sus devociones tradicionales, por ejemplo el culto a la Virgen de la Candelaria, surgido en Tenerife en el siglo XIV, inspir� la construcci�n de una ermita en Guanabacoa. Los propios canarios fueron quienes, en el siglo XVIII, la convirtieron en la hermosa iglesia de Santo Domingo. Aun en Cuba se recuerda el D�a de la Candelaria y persiste la costumbre popular de cortarse las puntas del pelo para favorecer su crecimiento.

La influencia canaria en la cultura cubana actual es muy notable. A ella se debe la pronunciaci�n peculiar del castellano en Cuba, y la preferencia por formas po�ticas como la d�cima campesina. La improvisaci�n, el punto guijarro o "repentismo", que son la ra�z del punto cubano y el son y de toda la m�sica popular cubana en la actualidad. Otro elemento importante es la permanencia de las fiestas campesinas o guateques y las famosas parrandas o Charangas. En la zona central se conserva esta tradici�n con mucha fuerza, son conocidas internacionalmente las parrandas de Remedios, Vueltas y Camajuan�.

Puede resumirse que la emigraci�n canaria en Cuba ha tenido consecuencias considerables de signo positivo desde los puntos de vista econ�mico y sociocultural. El impacto sociocultural es el m�s importante por los sensibles aportes de la emigraci�n canaria a la conformaci�n de la identidad nacional del pueblo cubano. La mayor�a de los canarios que emigraron eran de extracci�n humilde, campesina lo que les impidi� hacer aportes econ�micos de volumen m�s significativo. Es importante la contribuci�n canaria al desarrollo actual del turismo en Cuba que va mas all� del dinero, es un aporte cultural ya que abarca las t�cnicas, el conocimiento y las nuevas formas de organizaci�n del trabajo y, lo que es mas importante la solidaridad con Cuba en tiempos de bloqueo y la demostraci�n de que es posible negociar y comerciar con los cubanos en condiciones mutuamente ventajosas.

Sobre la influencia canaria en Cuba Fidel Castro, descendiente de canarios por la l�nea materna, se�ala:
Desde esas volc�nicas �nsulas, en momentos tan pret�ritos como cuando ocurre el primer viaje del Gran Almirante Crist�bal Col�n, llegaron hasta aqu� oleadas sucesivas de sus hijos para aportar esfuerzos y cultura al surgimiento de la nacionalidad criolla.
El canario fue por excelencia el m�s humilde de los inmigrantes. El no march� a Cuba en plan de opresor o explotador, vino a trabajar y a luchar a nuestro lado, ayud� a forjar el pa�s con su laboriosidad proverbial, sufri� con nosotros, combati�, cre� una familia, y se dignific� tambi�n, al fin, junto a todo el pueblo en la Patria libre y revolucionaria de hoy.
De los canarios hered� nuestro campesinado, principalmente, su seriedad, su honradez, su sentido del honor y tambi�n su rebeld�a. Todav�a hoy, en nuestras tareas actuales, esos valores nos ayudan a librar y a ganar batallas de importancia�



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