otra vez
El resto de la frase se perdió en la distancia, y así quedó todo por algunos minutos, hasta que sonaron otra vez pasos, y oyóse al mismo hombre que decía, como despidiéndose: Celebraré que usted se mejore y tranquilice...; y a doña Teresa que contestaba: Pierda usted cuidado..., después de lo cual volvió a sentirse abrir y cerrar la puerta y reinó en la casa profundo silencio.
Pedro Antonio de Alarcón
Artículo 83.- Desechado en todo o en parte un proyecto por el Poder Ejecutivo, vuelve con sus objeciones a la Cámara de su origen; ésta lo discute de nuevo, y si lo confirma por mayoría de dos tercios de votos, pasa otra vez a la Cámara de revisión.
Creyó así notar que el suelo oscilante se volvía negro y se agitaba vertiginosamente. Otra vez subió a su memoria el recuerdo de la corrección, y en su pensamiento se fijó como una suprema angustia la posibilidad de que eso negro que invadía el suelo...
Horacio Quiroga
Si la quinina no había cortado a ras el segundo ataque, era inútil que se quedara allá arriba a morir hecho un ovillo en cualquier recodo de picada. Y bajó de nuevo al almacén. -¡Otra vez vos! -lo recibió el mayordomo-.
Horacio Quiroga
El mayordomo contempló aquella ruina y no estimó en gran cosa la vida que quedaba en su peón. -¿Cómo está tu cuenta- preguntó otra vez.
Horacio Quiroga
Una gallina, el pico abierto y las alas apartadas del cuerpo, cruzó el patio incandescente con su pesado trote de calor. Prince la siguió perezosamente con la vista y saltó de golpe. — ¡Viene otra vez! —gritó.
Y recomenzaban otra vez, grandes, aisladas y calientes, para cortarse de nuevo en la misma oscuridad y la misma depresión de atmósfera.
Horacio Quiroga
¡Cállate! —lancé yo aterrada—. Si repites eso otra vez ... Su cabeza se alzó, y nuestros ojos de espectros —¡es horrible decir esto!
Horacio Quiroga
Tenía los ojos inyectados de sangre, la boca y las orejas tapiadas con barro bermejo. Los pies parecían incrustados en la tierra, otra vez compacta.
Emilia Pardo Bazán
Alzó otra vez a Sendiño, y con infinita delicadeza le transportó a lo más oculto del pinar, depositándole sobre un lecho de ramalla seca.
Emilia Pardo Bazán
Queda todavía por ver la fiera lucha que hubieron de entablar sus almas, cuando el fundente del dolor perdió fuerza y virtud, y alzaron otra vez la cabeza los caracteres respectivos con su fatalidad individual; las leyes sociales, con sus inflexibles preceptos, y el inveterado egoísmo de nuestro héroe, con sus tendencias antisociales.
Pedro Antonio de Alarcón
Pero otra vez le tendí un nuevo lazo, y después de cenar prolongué nuestra conversación hasta muy avanzada la noche, y cuando quiso marcharse le obligué a quedarse, pretextando que era demasiado tarde.