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vendo

El café, que medio cosechaba, se desgració por la falta de agua, y pa‘remate lo pagan a precio ‘e gallina flaca. Mis hijos trabajan de albañiles y yo vendo sandía, por tajadas.

"Tío Fabián, vamos a ver —le dije con claridad—: ¿usted me quiere vender el prado de la hermandad?" "Si lo vende, hago una puerta para mi huerta lindante, mas si usted quiere mi huerta, yo se la vendo al instante." El tío Fabián sonrió, con aire ufano y sencillo; después tosió, se rascó y escupió por el colmillo.

José María Gabriel y Galán

Añade la tradición (que a las veces miente más que politiquero de portal) que Veremunda, para celebrar el triunfo de sus protegidas, dio un cachazpari, como dice el nuevo Diccionario de la Lengua, en Amancaes, con mucho de arpa, cajón y guitarra, y copas de alegría líquida, vulgo chicha y aguardiente. Estopeño o cañameño, cual me lo dieron lo vendo.

Ricardo Palma

Por lo demás, aunque sé que me expongo a los rigores de la ley Cornelia si os vendo un ciudadano romano en concepto de esclavo, compradlo, por lo menos, con esta convicción: es vigoroso, sobrio y sirve para el tiro y para el campo.» A pesar de esto continuaba el comprador menudeando preguntas.

L'ánime dil Purgatorio non tienen parafina, io la tengo e mato dos pacaros d'un tiro. Hago un favore a due amichi y vendo parafina».

y que se pueden medir también en otros valores, en lo que valía, por ejemplo, una hectárea de campo en determinadas zonas de nuestro país a lo que vale hoy; que es lo que más cuenta, en definitiva: cuánto vale lo que tengo, además de cuánto vale lo que vendo.

Se acercaron al labrador y le dijeron: -Vendednos ese enanillo: le cuidaremos bien. -No -respondió el padre-, es hijo mío, y no le vendo por todo el oro del mundo.

-Camará, y que mó de perder la vergüenza que tiéen toitos los hombres -exclamaba momentos después Currita la Quinquillera, saliendo del hondilón y plantándose en mitad de la calle bañada en sol y en aquello momentos llena de una riente multitud, que mataba el ocio en puertas y ventanas con alegres charloteos; descansó en tierra el extremo de su portátil «establecimiento», y gritó con voz dulce y quejumbrosa: ::::Niñas, encajes, randas, peinetas, ::::y agujillas y agujetas ::::e corales de la mar: ::::yo to lo vendo y a precio bajo ::::y cambio hasta el refajo ::::con la que quiera cambiar.

Yo solo soy tu esposo, fementida; Yyal villano que piensa que a sacarte, con este casamiento, será parte destas enamoradas uñas mías, que vencen las arpías, verás, si no me huye y el bien que me quitó me restituye, cómo le mato, y, desollando el cuero, le vendo para gato de dinero».

Lope de Vega

Añadid los 12.000 pesitos mensuales del Gobierno, y comprenderéis la respuesta que otra sociedad de beneficencia, la del Hospital de Caridad, dio al Estado que deseaba adquirirlo: «se lo vendo».

Pero míster Hall proseguía mirándolo con pesada fijeza, mientras la membrana saltaba del disco a fuerza de marchas metálicas. —Vendo barato a usted… ¡cincuenta pesos!

Horacio Quiroga

—Entonces vas bien... has progresado enormemente... pero como yo no tengo tu suerte, soy papelero... vendo papel. —¡Ah! ¿vendés papel, por alguna casa?

Roberto Arlt