¿Váscones o Wascónes? Acerca del Ducado de Cantabria y la fundación...
- ️Morín de Pablos, Jorge
- ️Tue Oct 01 2013
Résumés
Las crónicas de Juan de Biclaro e Isidoro de Sevilla notician la fundación en época visigoda de dos ciudades en la Vasconia peninsular: Victoriacum y Ologicus. Identificadas tradicionalmente con un punto a cercano a Vitoria, la primera, y con la villa navarra de Olite, la segunda, en este artículo se postula la ubicación de ambas ciudades en un mismo territorio e, incluso, la identificación de ambas ciudades como una misma y su reducción probable a la ciudad romana de Velegia. Finalmente, se postula una identificación de la Gallia Comata de las fuentes hispanas con el ducado de Cantabria citado en un pasaje de la Crónica de Fredegario y su relación con el horizonte cultural de las necrópolis de tipo aquitano halladas en el País Vasco.
The Chronicles of Juan de Biclaro and Isidore of Seville news Visigothic foundation of two cities in Vasconia: Victoriacum and Ologicus. Traditionally identified with a point near Vitoria, the first, and the villa of Olite in Navarra, the second, this article postulates the location of both cities in the same territory and even the identification of both cities as a single one and a likely reduction to the Roman city of Velegia. Finally, it posits an identification of the Gallia Comata of the Hispanic sources with the Duchy of Cantabria cited in a passage from Fredegarius Chronicle and its relationship to the cultural horizon of the Aquitaine necropolis found in the Basque country.
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Palabras claves:
aquitanos, Ducado de Cantabria, francos, Gallia Comata, Hispania, Ologicus, vascones, Vasconia, Velegia, Victoriacum, visigodos
Keywords:
Aquitaine, Basques, Duchy of Cantabria, es, Franks, Gallia Comata, Hispania, Ologicus, Vasconia, Velegia, Victoriacum, Visigoths
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2 Evidentemente existe un lapso entre la unción/usurpación de Hermenegildo (a. 579/580) y la fundación de Victoriaco en 581. Pero esto se explica porque existiría un periodo previo anterior a la ruptura plena de hostilidades y porque la fundación de Victoriaco venía a coronar una campaña que pudo durar meses. Además hay que tener en cuenta que el cómputo del Biclarense se hace sobre años de reinado y no con una cronología de referencia, lo cual puede llevar unos meses de diferencia entre ambos cómputos. Por otra parte, ya Edward A. THOMPSON, Los godos en España, Madrid: Alianza Editorial, 1985, p. 86, se extrañó del proceder del monarca de no marchar directamente sobre el sur, como podría parecer lógico, sino hacia el norte, contra los vascones.
3 IOH. BICL. Chron. 585.4 Franci Galliam Narbonensem occupare cupientes cum exercitu ingressi. in quorum congressionem Leouegildus Reccaredum filium obviam mittens et Francorum est ab eo repulsus exercitus et provincia Galliae ab eorum est infestatione liberata. castra vero duo cum nimia hominum multitudine unum pace, alterum bello occupat. castrum vero qui Ugerno vocatur tutissimus valde in ripa Rhodani fluminis ponitur, quod Reccaredus rex fortissima pugna agressus obtinuit et victor ad patrem patriamque redit (ed. J. CAMPOS, p. 93).
4 Juan J. LARREA, “El obispado de Pamplona en época visigoda”, Hispania Sacra, XLVIII, 1996, p. 140.
5 George C. MILES, The coinage of the Visigoths of Spain. Leovigild to Achila II. Hispanic Numismatic Series, II, Nueva York: The American Numismatic Society, 1952, p. 118s.
6 Ruth PLIEGO VÁZQUEZ, “Gallaecia en tiempos del Reino Visigodo de Toledo: sus emisiones monetarias”, en: Francisco CEBREIRO ARES (ed.) Introducción a la historia monetaria de Galicia, Santiago de Compostela: Labirinto de Paixóns, 2012, p. 65-104.
7 Id., p. 119 y 143s. En concreto, las emisiones galaicas podrían haberse emitido con motivo de la usurpación del duque Argimundo dos años más después de la conjura de Segga en Mérida (IOH. BICL. 590. 3). El hecho de que fuera dux prouinciae, miembro del cubículo del rey, la propia condena degradante a la que fue sometido (flagelación, decalvación, amputación de la mano derecha) y la exhibición posterior a lomos de un asno en una suerte de ridiculización de pompa triunfal, en todo semejante a la que posteriormente sufriría el duque Paulo a manos de Wamba, apoyarían esta tesis. Sobre este personaje: Luis A. GARCÍA MORENO, Prosopografía del reino visigodo de Toledo, Acta Salmanticensia 77. Salamanca: Universidad, 1974, nº 19; Carlos PETIT, “Rex iudex. El momento judicial del rey de Toledo”, en Emanuele CONTE y Marta MADERO (eds.), Procesos, inquisiciones, pruebas. Homenaje a Mario Sbriccoli, Buenos Aires: Manantial, 2009, p. 3; Javier ARCE, Esperando a los árabes. Los visigodos en Hispania (507-711), Madrid: Marcial Pons, 2011, p. 151-153.
8 ISID. HISP. HG. 54: saepe etiam et lacertos contra Romanas insolentias et inruptiones Vasconum movit; HG 59: Aera DCXLVIII, anno imperii Focatis sexto, Gundemarus post Vittericum regnat annis II. hic Wascones una expeditione vastavit... (ed. Th. MOMMSEN, MGH Aa 11. Chron. Min. II, Berlín: s.l., 1894, p. 290s.)
9 ISID. HISP. HG. 62-63: Aera DCLVIIII... Suinthila gratia divina regni suscepit sceptra... Habuit quoque et initio regni expeditionem contra incursus Vasconum Tarraconensem provinciam infestantium, ubi adeo montivagi populi terrore adventus eius perculsi sunt, ut confestim quasi debita iura noscentes remissis telis et expeditis ad precem manibus supplices ei colla submitterent, obsides darent, Ologicus civitatem Gothorum stipendiis suis et laboribus conderent... (ed. Th. MOMMSEN, p. 292s).
10 BRAUL. Epist. III: “… uerum etiam luis et hostilitatis quominus inquiererem horribili sum praepeditus incursu”, ed. José MADOZ, Epistolario de S. Braulio de Zaragoza. Madrid: Biblioteca de Antiguos Escritores Cristianos españoles, vol. I, 1941, p. 75. Tanto Madoz como Charles H. LYNCH – Pascual GALINDO, San Braulio, obispo de Zaragoza (631-651). Su vida y sus obras. Instituto Enrique Flórez. Madrid: CSIC, 1950, fechan esta carta en el año 625. E. A. THOMPSON, op. cit. p. 193, por su parte, ve en ella una prueba de que la victoria de Suintila no fue duradera.
11 IV Conc. Tol. can. 30: De sacerdotibus ad gentem extraneam nuntios mittentibus y can. 75: De commonitione plebis ne in principes delinquatur; VI Conc. Tol. can. 12: De confutientibus ad hostes. José VIVES, Concilios visigóticos e hispano-romanos, Barcelona-Madrid: Instituto Enrique Flórez, 1963, p. 203, 217-221 y 241.
12 BRAUL.Epist. XXXVII (a. 648) (ed. J. MADOZ, p. 169-171).
13 La práctica será anulada en el VIII Concilio de Toledo por ir contra la costumbre instaurada en el sínodo de 633: VIII Conc. Tol. can. 10: Abhinc ergo deinceps ita erunt in regni gloriam perficiendi rectores, ut aut in urbe regia aut in loco ubi princeps decessit cum pontificium maiorumque palatii omnimodo eligantur adsensu, no forinsecus aut conspiratione paucorum aut rusticarum plebium seditioso tumultu... (VIVES, Concilios… p. 282-284), aunque volvería a darse en tiempos de Égica-Witiza.
14 José VIVES, Inscripciones cristianas de la España romana y visigoda. Barcelona: Monumenta Hispaniae Sacra. Serie Patristica/ 2, 1969, nº 287, p. 90s. Vid.Hispania Epigraphica 4 (1994) 128-130, nº 320: « Haec cava saxa Oppilani / continet menbra(!) / claro nitore natalium / gestu abituq(ue) co[n]s[picu]um / opib(u)s quippe pollens et ar/tuum virib(u)s cluens hedera / iacula vehi pr(a)ecipitur pr(a)edoq(ue) / Bacc(h)eis destinatur / in procinctum(!) belli necatur / opitulatione sodalium desolatus / naviter cede perculsum / cli(e)ntes rapiunt perem(p)tum / exanimis domu(m) reducitur / suis a vernulis humatur / lugit(!) coniux cum liberis / fletib(u)s familia pr(a)estrepit / decies ut ternos ad quater / quaternos vixit per annos / pridie Septemb(r)ium(!) Idus / morte a Vasconibus multat(u)s / (a)era sescentensima et octagensima / id gestum memento / sepultus sub d(ie) quiescit / VI Id(us) Octubres(!)”. La confusión e identificación Vascones/vacceos se debe a un problema de transmisión textual que arranca ya de época clásica y que el autor del epitafio debe a la fuente que utiliza (Isid. Etym. IX 2 107).
15 TAIO, Epist. Sent. Praef. Ad Quiricum. 2: “quidam homo pestifer… Froia tyrannidem adsumens adversus… Recesuinthum… christianam debellaturus adgreditur patriam. Huius itaque sceleris causa gens effera Vasconum Pyrenaeis montibus promota, diversis vastationibus Hiberiae patriam copulando crassatur...Innoxius quippe multorum christianorum sanguis effunditur: alii iugulis, nonnulli missilibus plerique diversis iaculis sauciantur, innumerabiles multitudo captiuorum abducitur, inmensa spolia subtrahuntur; templis dei infaustum bellum infertur, sacra altaria destruuntur, plerique ex clericatus officio ensibus obtruncantur, atque inhumata canibus avibusque multorum exponuntur cadavera occisorum” (ed. Manuel RISCO, España Sagrada, t. XXXI, Madrid:Marín, 1776 = MIGNE PL 80 727-728).
16 VIII Conc. Tol. can. 2: de refugis atque perfidis (ed. J. VIVES, Concilios, p. 268-272); Manuel C. DÍAZ Y DÍAZ, “Noticias históricas en dos himnos litúrgicos visigodos”, Antigüedad y Cristianismo III, 1986, p. 447s., supone que el himno litúrgico in profectione exercitus aludiría a estos sucesos. Así, se hallarían alusiones a un usurpador (iusto iugulo deseca emulos), a los propios vascones (gentes barbaricas cornibus uentilet / ac planta terat inpios) y referencias a una invasión (non nostris noceat pugio finibus). Por otro lado, la inscripción dedicatoria de la basílica de San Juan de Baños, fechada por J. Gil en el año 652, relacionaría este templo con la victoria sobre el rebelde Froya: Fidel FITA, “Inscripciones visigóticas y suévicas de Dueñas, Baños de Cerrato, Vairáom, Baños de Bande y San Pedro de Rocas.” BRAH 41, 1902, p. 492s; Juan GIL, “Epigraphica III.” Cuad. Fil. Clásica, 14, 1978, p. 92. Aunque en un trabajo anterior (Rafael BARROSO CABRERA – Jorge MORÍN DE PABLOS, “Los canecillos de San Juan de Baños. Una iconografía bautismal vinculada a la inscripción de Recesvinto”, MM 37, 1996, p. 187-204) negáramos esta relación porque el supuesto poder curativo de las aguas había sido puesto en entredicho, el contexto aconseja una interpretación en tal sentido, más aún teniendo en cuenta que Amaya era la capital del ducado de Cantabria. Por otro lado, nuevos estudios han reivindicado el poder salutífero de las aguas de Baños y, en cualquier caso, su valor no deja de ser algo puramente subjetivo.
17 IUL. TOL. HWR 3-4, ed. Wilhelm LEVISON, en Sancti Iuliani Toletanae Sedis episcopi Opera, t. I. Thurnholt: Brepols, Corpus Christianorum. Series Latina CXV, 1976, p. 223. En teoría, sin embargo, la elección de Wamba cumplía los requisitos legales, al menos tal como se había dispuesto en el VIII Conc. Tol.
18 IUL. TOL.HWR 6-7; Para el número y nombre de los conjurados: Iudicium, 2-4 (ed. W. LEVISON, p. 221-223 y 251s.). Seguimos aquí la interpretación de los hechos defendida por Armando BESGA MARROQUÍN, Consideraciones sobre la situación política de los pueblos del norte de España durante la época visigoda del reino de Toledo, Deusto: Universidad, 1983, p. 45 y Juan J. LARREA, “El obispado de Pamplona”, art. cit. p. 123-147, por parecernos más ajustada a los hechos. No obstante, vid. Koldo LARRAÑAGA “Sobre el obispado pamplonés en época visigoda.” Hispania Sacra, 49, 1997, p. 281-317 y cf. Juan J. LARREA, “De nuevo en torno a los primeros siglos del obispado de Pamplona”, Hispania Sacra, 49, 1997, p. 318-326. Según esta lectura de los hechos, existe una clara relación entre la rebelión de la Septimania y la de los vascones de 673, de ahí que Wamba actuara primero contra éstos y luego se dirigiese hacia la Galia Gótica. Supone, además, que esta forma de actuar es un calco de los acontecimientos que precedieron a la ruina del reino visigodo: alzamiento de la aristocracia tarraconense a favor de Agila, un miembro de la familia de Witiza, y expedición de Rodrigo contra los vascones. Vid. además lo dicho supra nt. 2.
19 IUL. TOL.HWR 29-30 (ed. W. LEVISON, p. 243s).
20 Los textos referentes a la invasión árabe han sido recopilados por Wenceslao SEGURA GONZÁLEZ, “Inicio de la invasión árabe de España. Fuentes documentales”, Al Qantir, 10, 2010.
21 Chronica regum Wisegothorum.Continuatores Cod. E2: ...Egiga cum filio suo Witizane reg. ann. XXIII / Achila reg. ann. III / Ardo reg. ann. VII / et fuerunt reges Gotorum qui regnauerunt XL ed. MGH Leg. Nat. Germ. I (Hannover-Lipsia, 1902), 461. Este Ardo es probablemente el mismo Ardabasto que las fuentes árabes identifican con uno de los familiares de Witiza: Ramón MENÉNDEZ PIDAL, La épica medieval española. Desde sus orígenes hasta su disolución en el Romancero. Obras Completas de R. Menéndez Pidal, vol XIII, Madrid: Espasa-Calpe, 1992, p. 328 nt. 67; id.Historia de España, t. III, España visigoda. Madrid: Espasa-Calpe, 1940, p. liv y Abilio BARBERO – Marcelo VIGIL, La formación del feudalismo en la Península Ibérica. Barcelona:Crítica, 1982, p. 206s.
22 G. C. MILES, op. cit. p. 444-446.
23 La identificación con la población alavesa de Vitoriano se remonta al padre José de MORET. Annales del Reyno de Navarra. Pamplona: Imprenta Pascual Ibáñez, 1766, Lib. II, 77s. Sin embargo, esta solución parece un tanto forzada por la homofonía y la imposibilidad de reducir Victoriaco a Vitoria: Vitoriano parece una derivación de un antropónimo latino tal como observó Caro Baroja a propósito de los topónimos terminados en –anus, -ana: Julio CARO BAROJA, Materiales para el conocimiento de la lengua vasca en su relación con la latina, Salamanca: Universidad, 1945, p. 91-95 y Los vascones y sus vecinos. Estudios vascos t. XIII. San Sebastián: Txertoa, 1985, p. 96s; Ricardo CIERBIDE, Diversos contenidos histórico-lingüísticos de la toponimia de Álava. Fontes Linguae Vasconum: Studia et Documenta 78, 1998, p. 335s. Para las identificaciones de Victoriaco vid. Agustín AZKARATE GARAY-OLAUN, Arqueología cristiana de la Antigüedad tardía en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, Vitoria: Diputación Foral de Álava, 1988, p. 495-497.
24 J. MORET, Annales, Lib. II, 78; Enrique FLÓREZ, La Cantabria, XXX 330; Endrique KNÖRR, “Sobre la recogida y el estudio de la toponimia en Álava: Pasado y presente”, I Jornadas de Onomástica, Toponimia. Vitoria-Gasteiz, abril 1986, Onomasticon Vasconiae 4 Bilbao: Real Academia de la Lengua Vasca, 1991, p. 72s. El nombre de Gasteiz, por su parte, parece remitir a un castellum: Fidel FITA “El vascuence alavés anterior al siglo XIV” BolRAH 3, 1883, p. 241; Carmelo SÁENZ DE SANTAMARÍA, “Un juego de topónimos: Victoriaco/Castellis-Gasteiz/Vitoria y sus posibles implicaciones históricas”, Letras de Deusto, 33, 1985, p. 143-154.
25 Algo que, por otra parte, demuestra un conocimiento de la obra cronística hispanogoda en la cancillería del rey sabio: Ángel J. MARTÍN DUQUE, “Sancho VI el Sabio y el Fuero de Vitoria”, en Vitoria en la Edad Media, Congreso de Estudios Históricos, Vitoria: Ayuntamiento, 1982, p. 778.
26 José Mª. AZCÁRATE, “Catedral de Santa María.” Catálogo Monumental Diócesis de Vitoria. Ciudad de Vitoria. Vitoria: Obispado-Caja de Ahorros Municipal,1968, p. 81, foto 12.
27 Fernando VALDÉS FERNÁNDEZ, “La amarga claudicación. Los spolia del Alcázar marwaní de Badajoz”, en Theodor G. SCHATTNER y Fernando VALDÉS (eds.), Spolien im Umkreis del Macht – Spolia en el entorno del Poder, Mainz am Rhein: P. von Zabern, 2009, p. 469-488; Rafael BARROSO CABRERA, Jesús CARROBLES SANTOS y Jorge MORÍN DE PABLOS, “Toledo visigodo y su memoria a través de los restos escultóricos”, en Th. G. SCHATTNER y F. VALDÉS ed. cit. p. 171-197; Juan C. RUÍZ SOUZA, “Toledo entre Europa y al-Andalus en el siglo XIII. Revolución, tradición y asimilación de las formas artísticas en la Corona de Castilla”, Journal of Medieval Iberian Studies, Vol. 1, nº 2, 2009, p. 233-271.
28 Juan FERNÁNDEZ VALVERDE (ed.), Roderici Ximenii de Rada. Historia de Rebus Hispaniae sive Historia Gótica. Turnhout, 1992, p. 254. Para la identificación de estas poblaciones vid. E. KNÖRR, art. cit. p. 72s y Mikel RAMOS AGUIRRE, “La frontera occidental del reino de Navarra en 1200: la perspectiva arqueológica”, Rev. Int. Estud. Vascos, 45/2, 2000, p. 500-504.
29 M. RAMOS AGUIRRE, art. cit. p. 504, quien recoge la opinión de Juan F. ELIZARI HUARTE, “Sancho VI el Sabio”. Colección Reyes de Navarra. Vol. VIII**, Pamplona: Mintzoa, 1991, p. 165.
30 Abilio BARBERO – Marcelo VIGIL, “Cántabros y vascones desde fines del imperio romano hasta la invasión musulmana (1965)”, en Sobre los orígenes sociales de la Reconquista. Barcelona: Ariel, 1974, p. 76. Contra, Claudio SÁNCHEZ ALBORNOZ, “Observaciones a unas páginas sobre el inicio de la Reconquista” Cuad. Hist. Esp. 47-48, 1968, p. 342-352, = Estudios polémicos, Madrid: Espasa-Calpe, 1979, p. 70-72, su argumento fue que Velegia seguía denominándose así en el siglo IX.
31 Agustín AZKARATE, “La Tardoantigüedad”, en Antonio RIVERA BLANCO (ed.), Historia de Álava, Vitoria: Nerea, 2003, p. 92s.
32 III 26: In Cluniensem conventum Varduli ducunt populos XIIII, ex quibus Alabanenses tantum nominare libeat, Turmogidi IIII, ex quibus Segisamonenses et Segisamaiulienses. in eundem conventum Carietes et Vennenses V civitatibus vadunt, quarum sunt Velienses. eodem Pelendones Celtiberum IIII populis, quorum Numantini fuere clari, sicut in Vaccaeorum XVII civitatibus Intercatienses, Palantini, Lacobrigenses, Caucenses. Sobre este tema vid. C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, “Divisiones tribales y administrativas del solar del País Vasco y sus vecindades en época romana (1929)”, Vascos y navarros en su primera historia, Madrid: Ediciones del Centro, 1976, p. 15-40; Juan SANTOS, Amalia EMBORUJO y Estíbaliz ORTIZ DE URBINA, “Reconstrucción paleogeográfica de autrigones, caristios y várdulos”, en Martín ALMAGRO GORBEA – Gonzalo RUÍZ ZAPATERO (eds.), Paleoetnología de la Península Ibérica. Complutum 2-3, 1992, p. 449-467 y Antxoka MARTÍNEZ VELASCO, “¿A qué etnia y territorio prerromano pertenece el campamento militar romano de Illunzar (Nabarniz-Bizkaia)?”, Kobie (Serie Paleoantropología), XXVII, 2003/7, p. 89-103.
33 Las excepciones son numerosas porque muchas veces depende del momento de conquista, pero en todo caso se tiende a reunir a etnias y ciudades con rasgos semejantes. En nuestro caso lo notable es que tanto los caristios como sus vecinos várdulos y autrigones quedaron encuadrados en el convento de Clunia y no en el de Caesaraugusta.
34 Gratiniano NIETO GALLO, El oppidum de Iruña, Vitoria: Diputación Foral de Álava, 1958; Eliseo GIL ZUBILLAGA, “El poblamiento en el territorio alavés en época romana”, Isturitz, 8, 1997, p. 23-52.
35 NOTITIA DIGNITATUM. Pars Occidentalis XLII 32.In prouinciam Tarraconense: Tribunus Cohortis primae Gallicae Veleia (ed. Concepción NEIRA FALEIRO, La Notitia Dignitatum. Nueva edición crítica y comentario crítico, Tesis doctoral, Madrid, 1998 (2003) p. 571); Javier ARCE, “La Notitia Dignitatum et l’Armée romaine dans la diocesis Hispaniarum”, Chiron, 10, 1980, p. 593ss.
36 C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, “De Birovesca a Suessatio (1931)”, Vascos y navarros en su primera historia, Madrid: Ediciones del Centro, 1976, p. 41-71. Más recientemente, Mª. Ángeles MAGALLÓN BOTAYA, “La red viaria romana en el País Vasco”, Isturitz, 8, 1997, p. 207-231. El Itinerario de Antonino cita como estaciones de la vía De Hispania in Aequitania ab Asturica Burdigalam las siguientes: Velegia, Suessatium, Tullonio, Alba, Araceli, Pompaelo, Iturisa, Summus Pyrineus, Carasa, Aquae Tarbelae.
37 El amurallamiento de la ciudad parece tener lugar en el siglo IV d. C., mientras que el nivel más reciente excavado en Velegia correspondería a la primera mitad del siglo V d. C.: E. GIL ZUBILLAGA, art. cit. p. 39-41.
38 IOH. BICL. Chron. 578, 4: ciuitatem in Celtiberia ex nomine filii condidit, quae Recopolis nuncupatur: quam miro opere et in moenibus et suburbanis adornans priuilegia populo nouae Urbis instituit. ed. J. CAMPOS, p. 88.
39 Mª. Rosario VALVERDE CASTRO, “Simbología del poder en la monarquía visigoda”, Studia Historica. Historia Antigua 9, 1991, p. 145; Javier ARCE, “La fundación de nuevas ciudades en el Imperio romano tardío: De Diocleciano a Justiniano”, en Gisela RIPOLL – José M. GURT (eds.), Sedes Regiae (ann. 400-800), Barcelona: Reial Acadèmia de Bones Lletres, 2000, p. 56-59. Mª. Rosario VALVERDE DE CASTRO, “Ideología, simbolismo y ejercicio del poder real en la monarquía visigoda: Un proceso de cambio. Acta Salmanticensia”, 110, 2000, p. 183-184. Para Recópolis: Luis VÁZQUEZ DE PARGA, “Studien zu Recópolis, 3”, MM, 8, 1967, p. 259-280; Gisela RIPOLL LÓPEZ – Isabel VELÁZQUEZ SORIANO, “Toletum vs. Recopolis. ¿Dos sedes para dos reyes?” Zona Arqueológica, 9, 2008, p. 203-219 y Céline MARTIN, La Géographie du pouvoir dans l’Espagne visigothique, Lille: Presses. Universitaires du Septentrion, 2003, p. 261-273; Lauro OLMO ENCISO, Recópolis y la ciudad en la época visigoda. Zona Arqueológica, 9, Madrid, 2009; Javier ARCE, “Campos, tierras y uillae en Hispania (ss. IV-VI)”, en Luis CABALLERO, Tomás CORDERO y Pedro MATEOS (eds.), Visigodos y Omeyas. El territorio. Anejos de AEspA 61, 2012 y Rafael BARROSO CABRERA, Jesús CARROBLES SANTOS y Jorge MORÍN DE PABLOS, “Petrus Arcavicensis Celtiberiae ecclesiae episcopus. ¿Un obispo en Recópolis en época visigoda?”, XV Congreso Internacional de Arqueología Cristiana, Toledo: 8-12 septiembre de 2008 (e.p.).
40 En el mismo sentido, pero con los ojos puestos en el pasado visigodo, dentro del clima general de restauración del Ordo Gothorum, debe entenderse también la designación como Nova Victoria de la antigua fortaleza de Gasteiz realizada por el rey pamplonés Sancho el Sabio.
41 ISID. HISP. HG 63: “…ut confestim quasi debita iura noscentes remissis telis et expeditis ad precem manibus supplices ei colla submitterent, obsides darent, Ologicus civitatem Gothorum stipendiis suis et laboribus conderent”, (ed. Th. Mommsen, MGH Chron. Min. II 292s).
42 José ORLANDIS, Historia del reino visigodo español, Madrid: Rialp, 2003, p. 97 y 173s.
43 La lectura de la inscripción propuesta por J. Velaza es: ...[-c.2/3-]eologite· +++eon per svhin-tilanem rege · y vendría a conmemorar la concesión hecha por García Ramírez del fuero a Olite en el año 1147: Javier VELAZA, “Una inscripción latina relativa a la fundación de Olite (Navarra)”, AEspArq, 85, 2012, p. 281-286. Se trata, por tanto, de un testimonio de valor muy relativo, teniendo en cuenta el deseo de las elites culturales de la corte pamplonesa por enlazar con el prestigio del pasado visigodo.
44 Sobre todo entre los filólogos, pero también entre la historiografía anglosajona, bastante más prudente: E. A. THOMPSON, op. cit., p. 193; Roger COLLINS, The Basques, Oxford: Basil Blackwell, 1990, p. 88s. Las dudas se alimentan aún más por la diversidad de variantes en la tradición manuscrita.
45 Alicia CANTO “La tierra del toro. Ensayo de identificación de ciudades vasconas.” AEspA, 70, 1997, p. 55.
46 Jürgen UNTERMANN, Monumenta Linguarum Hispanicarum, t.I. Die Münzlegenden. Wiesbaden, 1975, a.60: olkairun; Mª. Paz GARCÍA BELLIDO – Cruces BLÁZQUEZ, Diccionario de cecas y pueblos hispánicos, t. II, Madrid: CSIC, 2002, p. 297s.; Javier VELAZA, “Epigrafía y literacy paleohispánica en territorio vascón”, Palaeohispanica, 9, 2009, p. 617s.
47 A. CANTO, art. cit. p. 55.
48 Francisco VILLAR – Blanca Mª. PRÓSPER, “Vascos, celtas e indoeuropeos: genes y lenguas”, Acta Salmanticensia, 307, Salamanca, 2005, p. 467s.
49 Contra: J. VELAZA, “Una inscripción latina”, p. 284.
50 Jesús LORENZO JIMÉNEZ, La dawla de los Banū Qasī. Origen, auge y caída de una dinastía muladí en la frontera superior de Al-Andalus, Estudios árabes e islámicos. Monografías 17, Madrid: CSIC, 2010, p. 109s, quien acertadamente compara esa ausencia con la de Victoriaco y las contrapone con la importancia que cobraría Amaya.
51 Carmen JUSUÉ SIMONENA, “Recinto amurallado de la Ciudad de Olite”, Trabajos de Arqueología Navarra, 4, 1986, p. 227-247; Javier VELAZA, “Olite romano: evidencias epigráficas”, Trabajos de Arqueología Navarra, 13, 1997-98, p. 235-246. La cronología romana de las murallas ha sido discutida: Bernabé CABALLERO SUBIZA, “La Madina islámica de Olite (Navarra): claves para el estudio de su conjunto amurallado”, en VV. AA., La ciudad islámica, Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 1991, p. 303-320; Carmen FERNÁNDEZ OCHOA – Ángel MORILLO CERDÁN, “Fortificaciones urbanas de época bajoimperial en Hispania. Una aproximación crítica (*).” CuPAUAM, 18, 1991, p. 241 y Julio NÚÑEZ MARCÉN, “La arquitectura pública de época romana en el País vasco y sus áreas geográficas limítrofes. Una aproximación crítica”, Iberia, 1, 1998, p. 132s.
53 Leonard A. CURCHIN, “Los topónimos de la Galicia romana: nuevo studio”, Cuad. Est. Gallegos LV nº 121, ene.-dic. 2008, p. 125. En este último caso, sin embargo, mantenemos algunas reservas por razones que ahora no vienen al caso.
54 Id., “Place-names of the Ebro Valley: Their linguistic origins”, Palaeohispanica, 8, 2008, p. 23; F. VILLAR – B. Mª. PRÓSPER, op. cit., p. 467.
55 Loc. cit.Olcairun acuñó moneda con anv. Cabeza barbada a derecha / rev. Jinete armado (ases) y anv. Cabeza barbada a derecha /rev. Caballo (semises).
56 De igual modo hay que pensar para la ceca de barskunes (La Custodia-Viana ¿?), cuyas monedas se distribuyen abundantemente por tierras alavesas y navarras y de la que se ha dicho que “está profundamente influida por la numismática ‘céltica’ de la zona y para ello no hay que comprobar la similitud entre las emisiones de kueliokos y ba(r)skunes… parejas estilística y cronológicamente, debiendo ser ciudades que estaban muy próximas, física y culturalmente a las que se asemeja también olkairum.” Mª. P. García Bellido, “Notas numismáticas sobre los berones y su territorio”, en Francisco VILLAR – Francisco BELTRÁN (eds.), Pueblos, lenguas y escrituras en la Hispania prerromana. Acta Salmanticensia, 273, 1999, p. 202-220 (cit. en p. 213). El etnónimo barskunes es, como se ha dicho, de origen céltico, no vascón, según J. Untermann, y kueliokos se suele reducir a Velegia.
57 El elemento se encuentra también en la población alavesa de Oquendo/Okondo, en la cuadrilla de Ayala: Alfredo ORIBE FERNÁNDEZ, “Aiarako herrien etimologiak”, Sancho el Sabio, 15, 2001, p. 176. La evolución normal en castellano habría sido huelga, con el sentido de “vega o terreno fértil junto a un río”, pero un paso a oca se explica por disimilación de consonantes alveolares sonoras. Tanto Corominas como Llorente e Irigoyen postularon un origen celta para el término. Nieto Ballester, sin embargo, propone un origen indoeuropeo pero no céltico. Ya Menéndez Pidal había utilizado este topónimo para defender un substrato ligur en la península. La voz se encuentra muy extendida por toda Europa, sobre todo por Italia y la península ibérica. En esta última aparece de forma simple al norte (Oca, Auca, Ouca) y derivada al sur (Ocaña, Ocañas). Alfonso IRIGOYEN, “Sobre los topónimos OCA y su entorno”, Symbolae Ludouico Mitxelena septuagenario oblatae, t. II, Vitoria, 1985, p. 1007-1016 y Javier GARCÍA SÁNCHEZ, “Ocaña, Nambroca, Recas y otros nombres de lugar. ¿Repoblación vascófona en Toledo?”, Revista de Filología Española, LXXXIII, 2003, p. 145-149.
58 Aunque algunos autores sitúan el oppidum indígena en Arkiz (vid. J. SANTOS – A. EMBORUJO – E. ORTIZ DE URBINA, art. cit. p. 460s.) en la misma Iruña se han detectado niveles arqueológicos de la Edad de Hierro: Eliseo GIL ZUBILLAGA, “El poblamiento en territorio alavés en época romana”, Isturitz, 8, 1997, p. 27s.
59 En realidad, la indígena Olcairun debe estar localizada en un espacio contiguo al de Velegia, posiblemente en algún punto cercano a Nanclares de Oca o Villodas, en relación con el dominio de los pasos del río Zadorra. Probablemente la ciudad romana aglutinara ya los antiguos oppida caristios de Velegia y Olcairun. Hay, además, referencias a una Cohors carietum et veniaesum (CIL V 4373) que tanto Roldán como García Bellido suponen formada por caristios y vennenses, lo que induce a pensar en un proceso de fusión entre ambos pueblos ya consolidado en el siglo II d.C. (J. SANTOS – A. EMBORUJO – E. ORTIZ DE URBINA, art. cit. p. 452). No se olvide que en la actualidad el municipio de Iruña de Oca engloba varias poblaciones: Montevite, Ollavarre, Trespuentes, Villodas y Nanclares de Oca. Obsérvese que Plinio (III 26) se refiere a Velegia como ciuitas perteneciente al territorio de los carietes y vennenses, lo que quizá nos hable de esa duplicidad si pudiésemos establecer una relación entre vennenses/Velegia (cfr. Nanclares/Langrares, en la Reja de San Millán) y carietes/Olcairun. Curiosamente, la fundación de Leovigildo lleva un sufijo –acum de tipo galo: Adolf SCHULTEN, “Las referencias sobre los Vascones hasta el año 810 después de J.C.” Rev. Int. Est. Vascos, XVIII, 1927, p. 237 y Julio CARO BAROJA, “Algunas notas sobre onomástica antigua y medieval”, Hispania, III, 1943, p. 532, lo que puede explicarse por la vecindad con los berones o quizá con el estacionamiento de una Cohors Gallica. Repárese además en las coincidencias en cuanto a la formación de los topónimos cántabros de Octaviolca y Vellica y los caristios Olcairun y Velegia.
60 José ORLANDIS, op. cit. p. 97, quien la define como una “plaza fortificada, destinada a albergar una guarnición permanente, avanzada militar visigoda frente al territorio vascón”. Más prudente se mostraba E. A. THOMPSON, op. cit. p. 420 nt. 46 al afirmar que “Ignoro el significado exacto de estas palabras [ciuitas Gothorum]”. J. VELAZA, “Una inscripción latina”, p. 236 considera que debe entenderse en el sentido de ciudad goda y relacionarlo con la existencia de un núcleo romano preexistente. Creemos que el epíteto no se refiere a su pasado romano, sino a su pertenencia por un tiempo a un poder enemigo y, por tanto, en el sentido que se expresaba Orlandis (p. 174) “una significativa expresión de su función militar y goticismo de sus moradores…”.
61 Juan J. LARREA, “El obispado de Pamplona”, p. 143s.
62 Fue J. Arce el primero en desmitificar la imagen del salvaje e indómito vascón que traslucen las fuentes antiguas al analizar la correspondencia entre Paulino de Nola y Ausonio: Javier ARCE, El último siglo de la España romana: 284-409, Madrid: Alianza Editorial, 1982. Más recientemente: “Vascones y romanos: las deformaciones de la historiografía antigua”, Antiqua VI, 1999. Pero seguramente fue el estudio de Juan J. LARREA, “El obispado…”, el que acabó por llevar el tópico a lo que siempre fue: un mero ejercicio de retórica literaria.
63 No es imposible que Leovigildo y Suintila se hubieran limitado a una simple reconstrucción de murallas, como la que el primero realizó en Itálica: C. MARTIN, op. cit. p. 267. Nunca está de más insistir en que estas noticias se entienden en clave puramente propagandística.
64 C. FERNÁNDEZ OCHOA – A. MORILLO CERDÁN, “Fortificaciones…” p. 244-246; J. NÚÑEZ MARCÉN, art. cit. p.131s.
65 Alberto BALIL, “La defensa de Hispania en el Bajo Imperio”, Zephyrus 11, 1960, p. 189s, quien la califica de “interesante ejemplo de la fortificación de pequeñas ciudades en áreas carentes de grandes centros urbanos”; Aitor IRIARTE KORTAZAR, “La muralla tardorromana de Iruña”, Isturitz, 8, 1997, p. 699-733; Carmen FERNÁNDEZ OCHOA – Ángel MORILLO CERDÁN, “La muralla de Iruña en el contexto de las fortificaciones urbanas bajoimperiales de la región septentrional de la Península Ibérica”, Isturitz, 8, 1997, p. 735-742.
66 C. FERNÁNDEZ OCHOA – Á. MORILLO CERDÁN, “La muralla…”, p. 739.
67 Independientemente del mérito del duque Riquila en la campaña contra los astures y de la remodelación del pasaje correspondiente a la crónica isidoriana (HG 61-62) entre sus versiones breve y larga, no pensamos que haya motivos reales para dudar de la capacidad militar de Suintila. Sobre el tema vid. E. A. THOMPSON, op. cit., p. 194 y Luis A. GARCÍA MORENO, “La oposición a Suintila: Iglesia, Monarquía y Nobleza en el reino visigodo”, Polis, 3, 1991, p. 17-18.
68 A. IRIARTE KORTAZAR, art. cit. p. 713. En el mismo sentido, J. F. ELIZARI HUARTE, art. cit. p. 504 y M. RAMOS AGUIRRE, art. cit. p. 504, que identifican la ciudad romana con Victoriaco.
69 Agustín AZKARATE GARAI-OLAUN, “Francos, aquitanos y vascones. Testimonios arqueológicos al sur de los Pirineos”, AEspA, 66, 1993, p. 149-176; id., “Algunas consideraciones sobre el siglo VII en el entorno circumpirenaico occidental”, 1º Congresso de Arqueologia Peninsular, Oporto: Sociedade Portuguesa de Antropologia e Etnologia, 1994 (=Trabalhos de Antropologia e Etnologia, 34 fasc. 3-4 (Oporto 1994) 307-334); id., Necrópolis tardoantigua de Aldaieta. Vol. I. Memoria de excavación e inventario de los hallazgos (Nanclares de Gamboa, Álava). Memoria de yacimientos alaveses, 6, Vitoria: Diputación Foral de Álava, 1999.
70 G. NIETO, op. cit. 151, lám. LXXI; J. NÚÑEZ MARCÉN, art. cit. 132.
71 A lo largo de las sucesivas intervenciones arqueológicas en Iruña se han documentado 8 moharras de jabalinas, 1 punta de ballista, 4 ejemplares de puntas de flecha, 1 phalera, 1 posible pieza de engranaje de una ballista, 1 hoja de cuchillo tipo Simancas, 1 fragmento de fíbula cruciforme tipo Zwibelknopffibel, generalmente asociadas a funcionarios del estado y amortizada aquí como chatarra, y 2 fragmentos de broches de cinturón zoomorfos asociados quizá a la presencia de tropas de origen britano: vid. E. GIL ZUBILLAGA, 1997: 39-41; GIL, Eliseo – FILLOY, Idoia – IRIARTE, Aitor, “Late Roman military equipment from the city of Iruña/Veleia (Alava, Spain)”, Journal of Roman Military Equipment Studies, 11, 2000, p. 25-35. No obstante, hay que señalar que algunas de estas piezas no formaban parte exclusiva del equipamiento militar, como es el caso de las jabalinas, o son armas destinadas a uso cinegético, como sucede con el cuchillo tipo Simancas.
72 El carácter temporal se deduce de la existencia en época inmediatamente posterior de un ducado de Cantabria tributario de los francos reconquistado años después por Suintila (vid. infra), así como de la ausencia total de noticias referentes a Victoriaco en las crónicas posteriores a pesar del protagonismo que cobra este área a lo largo de la séptima centuria: J. LORENZO JIMÉNEZ, La dawla de los Banū Qasī, p. 110 nt. 96. Téngase en cuenta, asimismo, que el propio concepto de frontera era muy diferente al actual: no se trata de una frontera lineal, sino de una región más o menos amplia, verdaderas marcas o regiones tapones, que posee un carácter casi sagrado. Sobre el concepto de frontera en el mundo visigodo: C. MARTIN, “In confinio externis gentibus. La percepción de la frontera en el reino visigodo”, Studia Historica. Historia Antigua, 16, 1998, p. 267-280.
73 Así al menos lo indica la versión erudita de la Crónica, vid. Cron. Alfonso III ad Seb., 13: “(Adefonsus)… cum fratre suo multas aduersus Sarracenos prelia agressit atque plurimas ciuitates ab eis olim oppressas cepit, id est Lucum, Tudem, Portucalem, Bracaram Metropolitanam, Uiseo, Flauias, Agata, Letesma, Salamantica, Zamora, Abela, Secobia, Astorica, Legione, Saldania, Mabe, Amaia, Septemanca, Auca, Uelegia Alabense, Miranda, Reuendeca, Carbonaria, Abeica, Brunes, Cinisaria, Alesanco, Oxoma, Clunia, Argantia, Septempublica et cunctis castris cum uillis et uiculis suis...”, ed. Juan GIL FERNÁNDEZ – José L. MORALEJO – Juan I. RUÍZ DE LA PEÑA, Crónicas asturianas, Oviedo: Universidad, 1985, p. 133. Ya hemos comentado que Sánchez Albornoz (vid. supra nt. 25) utilizó esta noticia como prueba de que Victoriaco no podía reducirse a Iruña/Velegia, ya que no aparece registrada en la versión Rotense, la más antigua, contra lo defendido por A. Barbero y M. Vigil. Pero es fácil que los nombres de las fundaciones de Leovigildo y Suintila cayeran en el olvido al tratarse de simples guarniciones bajo nombre honorífico y se mantuviera, por el contrario, el de la ciudad romana en la tradición erudita. También A. Iriarte, art. cit. p. 713 cree que podría tratarse de un arcaísmo culto interpolado por el autor, pero la noticia de la Crónica Albeldense demuestra que hubo realmente interés en mantener este núcleo de población a costa de la aún no repoblada Auca (vid. infra). El que se diera el nombre de la antigua ciudad romana puede explicarse por un prurito de erudición, pero no invalida la identificación de ambas.
74 Chron. Alb. XII, 9: “ITEM NOTITIA EPISCOPORUM CUM SEDIBUS SUIS… Albarus Uelegie” (ed. J. GIL FERNÁNDEZ – J. L. MORALEJO – J. I. RUÍZ DE LA PEÑA, p. 158). En ningún caso este Albarus era obispo in partibus infidelium, ya que para la época en que se redactó la Nómina Velegia estaba ya en poder de los asturianos. Gregorio de BALPARDA, Historia crítica de Vizcaya y sus fueros, Bilbao: Caja de Ahorros Municipal, 1974, p. 171s., da cuenta de una inscripción (HÜBNER, IHC nº 271) referida a este obispo que rezaría: Obiit Albaro/ episcopus XIII kls/ nbris era DCCCC/ XXVI. El año, sin embargo, es dudoso porque la última línea no está clara.
75 Manuel CARRIEDO TEJEDO, “Cronología de los obispos de Castilla en los siglos VIII-X (Osma-Muñó, Veleya-Valpuesta y Oca-Burgos)”, Edad Media, 5, 2002, p. 86-88 y 90. No descartamos, sin embargo, que hubiera algún tipo de confusión, deliberada o no, entre Auca/Oca y nuestra Olca>Oca (cf. Nanclares de Oca; Iruña de Oca, Villanueva de Oca), corregido posteriormente al ser conquistada la plaza burgalesa y de ahí su traslado.
76 El ducado de Cantabria fue, junto al de Asturias, una de las nuevas circunscripciones creadas por los monarcas visigodos entre 653 (VIII Conc. Tol.) y 683 (XIII Conc. Tol.): Luis A. GARCÍA MORENO, “Estudios sobre la organización administrativa del reino visigodo de Toledo”, AHDE XLIV, 1974, p. 133-147. La verdadera extensión y límites del mismo es todavía objeto de discusión, aunque es generalmente aceptada una ampliación de sus límites originales. Sobre el tema vid. Claudio SÁNCHEZ ALBORNOZ, Vascos y navarros en su primera historia, Madrid, 1976, p. 31-35; A. BARBERO – M. VIGIL, “Cántabros y vascones desde fines del imperio romano hasta la invasión musulmana (1965)”, en Sobre los orígenes sociales de la Reconquista. Barcelona, 1974, p. 10-98; Joaquín GONZÁLEZ ECHEGARAY, Los Cántabros, Madrid: Guadarrama, 1966; id., “La ‘Nota de Cantabria’ del códice Emilianense 39 y las citas medievales de Cantabria”, Altamira 40, 1976-1977, p. 61-94; Enrique FLÓREZ, La Cantabria, ed. Ramón TEJA – José M. IGLESIAS, Santander: Ediciones de Librería Estvdio, 1981, Introd. p. 30-35; Jerónimo ZURITA – José M. IGLESIAS GIL, Cantabria: descripción de sus verdaderos límites, Santander: Universidad de Cantabria, 2002; Rogelio PÉREZ BUSTAMANTE – Javier ORTIZ REAL, “Cantabria en la Alta Edad Media”, en: Historia General de Cantabria t. III, Santander: Ediciones Tantin, 1987, p. 67-70; Narciso SANTOS YANGUAS, “Astures y cántabros: estudio etnogeográfico”, en Martín ALMAGRO GORBEA – Gonzalo RUÍZ ZAPATERO (eds.), Paleoetnología de la Península Ibérica. Complutum, 2-3, 1992, p. 417-430 y Elisa ÁLVAREZ LLOPIS – Esther PEÑA BOCOS, “Límites y ‘fronteras’ en el norte peninsular. Aproximación cartográfica al territorio de Cantabria entre el mundo antiguo y medieval”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie III. Historia Medieval, 18, 2005, p. 13-25.
77 Hydat. Chron. 164: “De Erulorum gente septem nauibus in Lucensi litore aliquanti aduecti, uiri ferme CCCC expediti superuentu multitudinis congregate duobus tantum ex suo numero effugantur occisis; qui ad sedes proprias redeuntes Cantabriarum et Vardulliarum loca maritima crudelissime depraedati sunt”, ed. R. W. BURGESS, The Chronicle of Hydatius and the Consularia Constantinopolitana. Two contemporary accounts of the final years of the Roman Empire. Oxford Classical Monographs. Oxford: Clarendon Press, 1993, p. 106. Texto que reafirma la idea de que cántabros y várdulos eran vecinos a mediados del siglo V, pero un siglo después Cantabria aparece colindante con el territorio de los vascones: C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, Vascos y navarros, p. 74. Las referencias medievales a La Rioja como parte de Cantabria o identificada con ella son abundantes en la literatura medieval, sobre todo navarra. Así, por ejemplo, se dice que Sancho Garcés I (905-925) conquistó en Cantabria la ciudad de Nájera y todas las plazas fuertes hasta Tudela en 944 (vid. R. PÉREZ BUSTAMANTE – J. ORTIZ REAL, op. cit., p. 68). Un documento fechado el 28 de mayo de 1040 que consigna la cesión en arras hecha por el rey García Sánchez III “el de Nájera” (1035-1054) a su esposa doña Estefanía de Foix, refiere la cesión de Bechera cum ambobus Camberibus, cum Val de Arneto y cum ómnibus villis Cantabriensis, cit. por Mª. Consuelo DELGADO MARTÍNEZ, Apuntes sobre la vida rural de la Villa y Tierra de Yanguas (Soria). Siglos XII-XVI, Madrid, CSIC, Centro de Estudios Sorianos, 1981, p. 29s y 138. Además hay que citar el cerro de Cantabria, situado cerca de Vareia/Logroño, y la Sierra de Cantabria en Álava, como topónimos que han mantenido el recuerdo del antiguo ducado: E. FLÓREZ, La Cantabria, XX 252ss.
78 IUL. TOL. HWR 9: “Illo tunc tempore… religiosus Wamba princeps feroces Vasconum debellaturus gentes adgrediens, in partibus commorabatur Cantabriae, y HWR 10: Unde... directum iter in Gallias profecturus accedit, per Calagurrem et Oscam ciuitates transitum faciens. Iudic. In Tyran. 3: …in Tarraconensem prouinciam et in Gallias… accessimus” (ed. LEVISON, p. 224-226 y 252). De ahí el comentario extrañado de Schulten sobre este pasaje: “Es dudoso lo que se quiere decir aquí con Cantabria”, Adolf SCHULTEN, “Las referencias sobre los Vascones hasta el año 810 después de J.C.” Rev. Int. Est. Vascos XVIII, 1927, p. 237. Es posible también que se encontrara en Amaya, capital del ducado y probable punto de reunión del ejército visigodo, pero en este caso se encontraría muy alejado del teatro de operaciones. En cualquier caso, continuaría dentro de los límites de la Tarraconense.
79 Crón. Alfonso III Rot., 11: “Adefonsus filius Petri Cantabrorum ducis ex regni prosapiem; Ad Seb. 13: filius Petri ducis ex semine Leuuegildi et Reccaredi regum progenitus tempore Egicani et Uittizani princeps militie fuit”, (ed. J. GIL FERNÁNDEZ – J. L. MORALEJO – J. I. RUÍZ DE LA PEÑA, p.130 y 133). La llegada al trono ovetense de Alfonso I supuso, pues, una notable aportación en términos territoriales al naciente reino asturiano al aportar como dote las tierras del ducado de Cantabria.
80 C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, Orígenes del reino de Pamplona. Su vinculación con el valle del Ebro, Pamplona: Comunidad Foral de Navarra, Departamento de Educación y Cultura, Servicio de Cultura, Institución Principe de Viana, 1985; Alberto CAÑADA JUSTE, “Los Banu Qasi (714-924)”, Príncipe de Viana, 158-159, 1980, p. 5-95; J. LORENZO JIMÉNEZ, La dawla de los Banū Qasī passim. Esta marca podría ponerse en relación con el sentido del término ager vasconum como garantes de los pasos fronterizos al que se refiere Javier ARCE, “Vascones, visigodos y francos. Conclusiones”, Bol. Arkeolan, 15, 2007-2008, p. 185-190.
81 Agustín AZKARATE GARAI-OLAUN, Necrópolis tardoantigua de Aldaieta, vol. I: Memorias de excavación e inventario de los hallazgos. (Nanclares de Gamboa. Álava). Memorias de yacimientos alaveses, 6, Vitoria: Diputación Foral de Álava, 1999; id., “La arqueología y los intereses historiográficos. (De los postulados vascocantabristas a las necrópolis tardoantiguas de influencia norpirenaica)”, Bidebarrieta, 12, 2003, p. 28-60; id., “¿Reihengräberfelder al sur de los Pirineos occidentales?” Antigüedad y Cristianismo XXI, 2004, p. 394-407; Iñaki GARCÍA CAMINO, Arqueología y poblamiento en Bizkaia, siglos VI-XII: la configuración de la sociedad feudal. Bilbao: Diputación Foral de Bizkaia, 2002, p. 61-78; Juan J. LARREA, “Construir un reino en la periferia de Al-Ándalus: Pamplona y el Pirineo occidental en los siglos VIII y IX”, Territorio, Sociedad y Poder,Revista de Estudios Medievales, Anejo, 2, 2009, p. 279-308.
82 A. AZKARATE GARAI-OLAUN, “¿Reihengräberfelder…?
83 Ibid., p. 392s. La obra de referencia es Horst W. BÖHME, “Der Friedhof von Aldaieta in Kantabrien- Zeugnis für ein fränkisches Schlachtfeld des 6. Jahrhunderts?”, Acta Praehistorica et Archaeologica, 34, 2002, p. 135-150.
84 Ibid., p. 408-410.
85 Esta tesis ha sido contestada o matizada por L. Michelena y J. Gorrochategui, para quienes hubo un reforzamiento del substrato lingüístico preexistente que se encontraba en situación de retroceso respecto a otros idiomas indoeuropeos: Joaquín GORROCHATEGUI, “Basque and its neighbors in Antiquity”, en José I. HUALDE – Joseba A. LAKARRA – Larry TRASK (eds.), Towards a history of the Basque language, Amsterdam-Philadelphia: John Benjamins Publishing Company, 1995, p. 31-63. Se ha supuesto un fenómeno similar en el valle del alto Cidacos, en tierras sorianas: Urbano ESPINOSA RUÍZ – Luis M. USERO, “Eine Hirtenkultur im Umbruch. Untersuchungen zu einer Gruppe von Inschriften aus dem conventus Caesaraugustanus (Hispania Citerior)”, Chiron, 18, 1988, p. 477-504 y Joaquín GORROCHATEGUI, “Vasco antiguo: algunas cuestiones de geografía e historia lingüísticas”, Palaeohispanica, 9, 2009, p. 539-555. Sin embargo, la epigrafía del valle del Cidacos se corresponde con una cronología plenamente romana (siglos I-III d.C.) por lo que no puede usarse como argumento decisivo. Lo mismo puede decirse de otros testimonios alegados a favor de esta teoría (cf. Fernando FERNÁNDEZ PALACIOS, “Actualización en onomástica vasco-aquitana”, Palaeohispanica, 9, 2009, p. 533-537). Lo que parece claro es que si hubo un substrato indígena de este tipo, éste quedó anegado por efecto de la fuerte indoeuropeización de la península. Apenas se conocen testimonios que puedan ponerse en relación con dicho substrato para el área en cuestión –lo cual tiene su importancia teniendo en cuenta que la relación con el SW de Francia debió ser fluida en el periodo romano– y aun éstos son de valor muy desigual: Guetaria, por ejemplo, se encuentra demasiado cerca del área aquitana y dentro de su círculo de influencia económica y cultural, y Uxama Barca es un topónimo claramente céltico en sus dos elementos, vid. L. A. CURCHIN, “Place-names”, p. 26, contra: Alfonso IRIGOYEN, Las lenguas de los vizcaínos: antroponimia y toponimia medievales, Bilbao: s.n. 1985, p. 11s. Generalmente estos presuntos topónimos híbridos (como Olcairun, Calagurris) suelen tener una explicación sencilla desde la lengua céltica. Sobre Olcairumvid. infra; para Calagurris: Julio CARO BAROJA, “Algunas notas”, p. 532-535; Jürgen Untermann, “Etnónimos y lenguas en la Hispania Antigua”, en Martín Almagro Gorbea – Gonzalo Ruíz Zapatero (eds.), Paleoetnología de la Península Ibérica. Complutum, 2-3, 1992, p. 30; Nicole Dupré, “Les Calagurris de Gaule et d’Hispanie. À propos de Saint-Martory (Haute Garonne) et de Calahorra (La Rioja)” Kalakorikos, 3, 1998, p. 19-28; Javier Velaza, “Calagorri: cuestiones en torno al nombre antiguo de Calahorra”, Kalakorikos, 3, 1998, p. 9-17; Luis Amela Valverde, “Sobre la adscripción étnica de Calagurris” Kalakorikos, 11, 2006, p. 131-145.
86 A. AZKARATE GARAI-OLAUN, “La arqueología…” p. 58; “¿Reihengräberfelder…?” p. 410.
87 FRED. Chron. IV 33: “Eo anno, mortuo Betterico, Sisebodus Spaniae successit in regno, vir sapiens et in totam Spaniam laudabelis valde, pietate plenissemus. Nam et adversus manum publecam fortiter demicavit; provinciam Cantabriam Gothorum regno subaegit, quam aliquando Franci possederan. Dux Francio nomen, qui Cantabriam in tempore Francorum egerat, tributa Francorum regibus multo tempore impleverat; sed cum parte imperiae fuerat Cantabria revocata, a Gothis, ut super legetur, preoccupatur, et plures civitates ab imperio Romano Sisebodus litore maris abstulit et usque fundamentum destruxit... Confirmatum est regnum Gothorum in Spaniam per mare litoris usque Paereneos montes”, ed. Bruno KRUSCH, Chronicarum quae dicuntur Fredegarii, MGH Script. Rer. Mer. II, Hannover: Impensis Bibliopolii Hahniani, 1888, p. 133. En realidad, sería finalmente Suintila, uno de los más destacados generales de Sisebuto, el autor de la total conquista del solar peninsular al expulsar definitivamente a los imperiales, una vez que Sisebuto se negara a continuar con su ofensiva por motivos humanitarios.
88 En cierto sentido puede hablarse de una constante histórica en la zona, pues el territorio había vivido una situación semejante, si bien efímera, durante la usurpación de Geroncio, cuando éste decidió abrir los pasos pirenaicos a los bárbaros para hacer frente a las fuerzas de Constantino III (J. ARCE, El último siglo… p. 157-162) y volverá a darse después de la caída del reino visigodo y los intentos de formación de un condado carolingio en torno a Pamplona: J. J. LARREA, “Construir un reino…” p. 287s.
89 Sobre el tema vid. C. SÁNCHEZ ALBORNOZ, “Sobre la probable localización de la Gallia Comata”, en Vascos y navarros… p. 333-337.
90 EULOG. Epist. ad Wiliesind. III 1 9-13: “Sed ipsa iterum, quae Pampilonem et Seburicos limitat Gallia Comata, in excidium praedicti Caroli contumaciores ceruices factionibus comitis Sanctii Sanctionis erigens, contra ius praefati principis ueniens totum illud obsidens iter immane periculum commeantibus ingerebat,”; III 2: Et maxime libuit adire beati Zachariae ascysterium, quod situm ad radices montium Pyrenaeorum in praefatae Galliae portariis, quibus Aragus flumen oriens rapido cursu Seburim et Pampilonam irrigans amni Cantabro infunditur […]”, (ed. Juan GIL, Corpus Scriptorum Muzarabicorum, t. II, Instituto Antonio de Nebrija. Madrid: CSIC, 1973, p. 497s).
91 EULOG. Memorialis Sanctorum II 3: De Sanctio martyre. Sanctus uero Sanctius auditor noster, laicus adulescens, ex Albensi oppido Galliae Comatae olim captiuatus (ed. J. GIL, CSM II, p. 402).
92 Crón. Alfonso III, 16 (rebelión vascona, matrimonio de Fruela y Munia, nacimiento de Alfonso II); 19 (refugio de Alfonso II entre sus parientes en Álava); 23 (estancia de Ramiro en la provincia de Vardulia para contraer matrimonio y deserción de los asturianos y vascones del campo de Nepociano); 25 (ataque de los Banu Qasi sobre Vasconia); ed. J. GIL FERNÁNDEZ – J. L. MORALEJO – J. I. RUÍZ DE LA PEÑA, p. 134ss. Obviamente, la acusación acerca del origen servil de Munia ha de interpretarse en clave de propaganda política, como una justificación de la usurpación de Mauregato y en el sentido de que no pertenecía al linaje godo que se arrogaba la corte ovetense y, por tanto, incapacitaría a Alfonso para gobernar, según la costumbre sancionada explícitamente en los Concilios Toledanos V (c. 3) y VI (c. 18): J. VIVES, Concilios, p. 228 y 244s.
93 Ángel IBISATE LOZARES, “San Sancho. Un santo… alavés (aunque no de Alba). Una imagen, un descuido”, Sancho el Sabio, 28, 2008, p. 201-212.
94 J. J. LARREA, Construir un reino… p. 292
Pour citer cet article
Référence électronique
Rafael Barroso Cabrera, Jesús Carrobles Santos et Jorge Morín de Pablos, « ¿Váscones o Wascónes? Acerca del Ducado de Cantabria y la fundación de ciudades en el norte peninsular en época visigoda », e-Spania [En ligne], 16 | décembre 2013, mis en ligne le 27 décembre 2013, consulté le 19 mars 2025. URL : http://journals.openedition.org/e-spania/22944 ; DOI : https://doi.org/10.4000/e-spania.22944
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