proceso1037
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El informativo semanal Proceso sintetiza y selecciona los principales hechos que semanalmente se producen en El Salvador. Asimismo, recoge aquellos hechos de carácter internacional que resultan más significativos para nuestra realidad. El objetivo de Proceso es describir las coyunturas del país y apuntar posibles direcciones para su interpretación.
Su producción y publicación está a cargo del Centro de Información, Documentación y Apoyo a la Investigación (CIDAI) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador. Por favor, asegúrese de mencionar Proceso al utilizar porciones de esta publicación en sus trabajos.
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Entre el cambio y el candidato, el FMLN escogió el candidato
La sólida ventaja de ARENA sobre el FMLN en la competencia presidencial, no se debe tanto a que los tres gobiernos anteriores de aquel partido hayan creado empleo, u ofrecido más oportunidades a la juventud, o ampliado la cobertura y mejorado la calidad de la educación y la salud de manera asombrosa, o reducido el déficit habitacional, o impulsado el agro de tal manera que fuera una de las fortalezas del país en la negociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos, o que hubiera desarrollado la infraestructura nacional, de forma tal que los costos de la producción industrial se hayan reducido como para que los productos salvadoreños fuesen competitivos en los mercados internacionales, sino al éxito de su campaña electoral, centrada en la persecución de las pandillas. El gobierno y el partido de Flores han sabido encontrar una veta muy sensible y la han explotado bien. Mientras que su adversario principal, el FMLN, no ha podido o no ha sabido contrarrestar su impacto.
Las maras, que en las evaluaciones anteriores del Instituto Universitario de
Opinión Pública de la UCA (IUDOP), a duras penas eran mencionadas como un
problema nacional, ahora aparecen, en la última medición, al lado de la
delincuencia (20.8 y 24.4%). Estos dos problemas y la violencia ocupan el
primer lugar en la lista de las necesidades de la población (48.2), con lo
cual han desplazado a los económicos desempleo, pobreza, economía y costo
de la vida, aunque sin hacerlos desaparecer del panorama (41.7%). En las
últimas evaluaciones del Instituto, antes de la campaña electoral, estos
temas habían desplazado a un segundo lugar a la delincuencia y la
inseguridad. Esta valoración coincidía con la del director de la Policía de
entonces, quien también era de la opinión que había menos delincuencia e
inseguridad y así lo difundió el gobierno de Flores. Sin embargo, en
vísperas de la campaña electoral, el país seguro se volvió inseguro y los
delincuentes volvieron a aparecer, en la forma de maras.
La situación del país sigue siendo mala para más de la mitad de su población
y la situación económica se ve todavía peor (60%), aunque no tanto como en
las encuestas anteriores; la economía familiar está algo mejor. En esto
último, las opiniones casi se dividen en partes iguales, entre buena y mala.
El desacuerdo con las últimas medidas gubernamentales importantes es
llamativo. Más de la mitad de la población está a favor de entregar el 8 por
ciento del presupuesto nacional a las municipalidades, la mayoría está en
contra de haber enviado tropas salvadoreñas a Iraq y un poco más de la mitad
asegura que el gobierno no cumple con los compromisos contraídos en los
acuerdos para poner fin a la huelga en el Seguro Social. En lo único que hay
acuerdo masivo es en el plan mano dura y en su eficacia para poner fin al
problema de las maras.
No obstante estas evaluaciones, ARENA ganaría la primera vuelta de las
elecciones presidenciales contra el FMLN (41 versus 22.3%). Más de la mitad
de la gente piensa que ARENA ganará las elecciones contra un 25.7% que
opina que ganará el FMLN. La mayoría piensa que ARENA tiene el mejor
candidato y que su voto no cambiará, en los meses que quedan hasta marzo del
próximo año. Esto, aun cuando más de la mitad de la población cree que ARENA
no cumplirá su promesa de prestar más atención a lo social. Así, pues, ARENA
ha ganado el terreno perdido hace cuatro meses, hasta colocarse en la
delantera de la competencia.
La cuestión es, entonces, el FMLN, el partido que ofrece cambio de gobierno
y de políticas económicas y sociales. Hace cuatro meses, este partido estaba
17 puntos por encima de ARENA y ahora se encuentra 19 por debajo. De hecho,
la gente percibe que las ofertas más importantes de este partido son rebajar
las tarifas de los servicios, poner en circulación el colón otra vez y
revertir las privatizaciones. Pero esto no parece ser suficiente, ya que la
mayoría piensa que el FMLN no está preparado para gobernar (56%); sólo un
poco más de un tercio lo considera una oportunidad para el cambio. Casi la
cuarta parte no votaría por este partido, independientemente de quien sea el
candidato, y una mayoría (61%) se siente lejana a él frente a un tercio que
se considera cercano. El candidato no contribuye a aumentar los votos a
favor del FMLN, en una elección donde, a diferencia de elecciones pasadas
similares, aquél es más importante que éste (53.6 versus 32.5%). En buena
medida, este cambio es obra de los mismos partidos y sus campañas
propagandísticas, que privilegian lo personal sobre lo programático y
estructural. En las preferencias, Handal aparece en tercer lugar, por debajo
de Silva. El candidato del partido oficial está a la cabeza (48%), seguido
de Silva (16.7) y Handal (14.6%). El rechazo al candidato efemelenista es
mayoritario el 44.4% nunca votaría por él. Estas apreciaciones son las de
una población que, fundamentalmente, se considera de derecha (32.4%) y de
centro (22.8%), contra el 15% que se cree de izquierda.
La polarización de la cual son protagonistas ARENA y el FMLN, no favorece a
este último. Esa polarización se manifiesta en varios temas importantes como
si el FMLN ha o no ha beneficiado al país, si ARENA ha hecho bien o mal, si
debe seguir o no en el gobierno, si privatizará la salud y la educación, si
se considera lejano o cercano a dicho partido, si el FMLN convertirá al país
en otra Cuba, donde las opiniones están divididas de forma muy pareja con
una leve diferencia, la mayor parte de las veces, favorable a ARENA. Esta
polarización de opiniones no es positiva para el FMLN, que no ha sabido
aprovechar el descontento existente con la política económica y social de
los tres gobiernos de ARENA. Mientras que Saca y ARENA, apoyados en la
persecución a las pandillas, han roto con el esquema tradicional del
partido, al mismo tiempo que desplazaron su discurso hacia el centro.
Esto tampoco ha favorecido a Silva y su Coalición, pese a que casi un cuarto
de la población se considera de centro. La mitad no ve a la Coalición como
alternativa y no le da posibilidad de triunfo (7.4%). Además, la gente cree
que no ganará (1.8%). La gran mayoría se siente lejos de ella y de Silva
(68.3%), con lo cual se aproxima al PCN del cual tres de cuatro dicen estar
lejanos. Un poco más de la cuarta parte de la población identifica a la
Coalición con el FMLN, no obstante el derechismo de la dirigencia demócrata
cristiana; lo cual significa que ésta pesa menos que la del Centro
Democrático Unido, históricamente más próxima a aquel partido. Esta es la
peor evaluación personal de Silva, aun cuando muy pocos dicen que no votaría
por él (9.3%).
A diferencia de otras elecciones, hay mucho interés en este proceso
electoral y en ir a votar en marzo del año próximo, aun cuando también hay
muy poca confianza en las elecciones y bastante seguridad de que habrá
fraude.
ARENA ha tenido éxito en obviar la realidad con su populismo punitivo. Ha
sabido ocultar la crisis económica y social con las maras y ha hecho creer
que, con la represión, el país va a mejorar de alguna manera. Ha lanzado una
campaña represiva sumamente popular y muy barata, que muestra un gobierno
firme y eficaz, comprometido con la seguridad y tranquilidad ciudadanas. Su
habilidad ha consistido en enfatizar una fortaleza la represión ante un
problema social de enormes proporciones, mientras esconde su debilidad
mayor, después de quince años en el gobierno. Así, no obstante la
insistencia del FMLN en lo económico y social, éstos no son tomados en
cuenta por la población a la hora de decidir por qué partido votar. El
juicio sobre los partidos y candidatos y la decisión de por quién votar se
hacen desde la necesidad inmediata, en buena medida, inducida; aunque
también es una actitud con gran arraigo cultural.
El FMLN, en cambio, no ha sabido o no ha podido aprovechar las debilidades
de ARENA, de su gobierno y su candidato. Es un partido que no atrae los
suficientes votos nuevos como para ganar, sino que sigue descansando en su
voto duro. Por eso, está a punto de perder las elecciones presidenciales en
la primera vuelta. Dadas las circunstancias prevalecientes en el país, el
cambio de gobierno y la modificación de las políticas económicas y sociales
eran un campo abonado para cosechar un sonado triunfo en las urnas. Pero eso
sólo podría haberlo hecho un candidato muy diferente al elegido por el FMLN.
Entre el cambio social y el candidato, el FMLN relegó el cambio y se decidió
por el candidato. El peso histórico de los liderazgos antiguos pudo más que
la racionalidad política.
Los salvadoreños frente a las elecciones presidenciales de 2004
Casi la mitad de los salvadoreños muestra mucho interés en el próximo proceso electoral, según revela la más reciente encuesta de opinión realizada por el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador. El sondeo, efectuado con los propósitos de recoger la opinión de los ciudadanos sobre las elecciones presidenciales del próximo año y de conocer las preferencias partidarias de cara a dichos comicios, se llevó a cabo entre el 3 y el 10 de octubre del año en curso, con una muestra total de 1,291 entrevistas a adultos a escala nacional, con un error muestral del más/menos 2.7 por ciento.
La pesquisa revela que, a diferencia de consultas públicas anteriores sobre
los procesos electorales, hay un significativo porcentaje de personas que
sienten un fuerte interés por las elecciones para elegir el próximo
presidente salvadoreño. La consulta pública realizada por la UCA muestra
también que en esta ocasión sólo una tercera parte de los salvadoreños dijo
tener poco o nada de interés en el proceso electoral. Asimismo, un poco más
del 40 por ciento de los ciudadanos consultados por la Universidad
Centroamericana mostraron mucho interés por asistir a votar en el próximo
evento electoral. Los porcentajes de interés en la participación electoral
constituyen los más elevados registrados por una encuesta del IUDOP en los
últimos años.
Sin embargo, el interés por los comicios presidenciales no ha estimulado la confianza de los ciudadanos en el proceso electoral. Como en años anteriores, casi la mitad de los salvadoreños piensa que habrá fraude en las próximas elecciones y un porcentaje importante de los ciudadanos (27.2 por ciento) no se encuentra seguro de la transparencia del proceso. Solamente el 26.6 por ciento de la población cree que las elecciones del año próximo serán limpias.
Opiniones sobre la coyuntura nacional
A través de la encuesta, se preguntó a los ciudadanos sobre la situación
general del país en la actualidad. Los resultados muestran una opinión
mayoritariamente pesimista aunque menos negativa que en años y en consultas
anteriores. El 55.6 por ciento de la gente piensa que la situación general
del país está empeorando, mientras que un 29.2 por ciento cree que está
mejorando, y un 15.2 por ciento opina que la situación del país está igual.
La encuesta reveló además que los salvadoreños siguen señalando los mismos
problemas nacionales de siempre: delincuencia, desempleo, pobreza, la crisis
económica, etc. Sin embargo y a diferencia de pesquisas anteriores, un
porcentaje importante de ciudadanos, uno de cada cinco, señaló
particularmente a las maras como el problema fundamental del país.
En este tema, la encuesta consultó a los ciudadanos sobre el Plan Mano Dura
y la Ley Antimaras impulsados por el Ejecutivo. El 88 por ciento de los
salvadoreños consultados se mostró a favor del Plan Mano Dura, mientras que
un 10 por ciento se mostró en contra. Además, la mitad de los consultados
cree que el plan en contra de las pandillas dará mucho resultado para
reducir la delincuencia provocada por las maras. Sin embargo, cuando se
preguntó a los ciudadanos si el gobierno ha impulsado el Plan Mano Dura y la
Ley Antimaras con el objetivo político de ganar votos para el partido ARENA,
casi la mitad de la población, el 47.6 por ciento contestó afirmativamente,
mientras que casi la otra mitad, el 44.6 por ciento, rechazó esa idea.
Otro aspecto importante de la realidad salvadoreña que tiene mucho impacto
en la conformación de la opinión pública de carácter político es la
conflictividad laboral en torno al Seguro Social. El sondeo de la UCA
preguntó a los ciudadanos si creían que el gobierno está cumpliendo con
todos los compromisos adquiridos en la mesa de negociación. La mitad de los
salvadoreños piensan que la administración Flores no está cumpliendo con los
compromisos para resolver el problema del Seguro Social, mientras que el 22
por ciento piensa que el gobierno sí está cumpliendo y un 8 por ciento
señaló que el gobierno está cumpliendo sólo con algunos compromisos. El
resto se abstuvo de responder.
En el ámbito económico, las opiniones predominantes de la población se concentran en el pesimismo. El 62.7 por ciento de la gente piensa que la situación económica del país está mala o pésima, mientras que el 11.4 por ciento la ve como regular y el 24.7 por ciento considera que la economía nacional se encuentra en buen estado. En lo tocante a la economía familiar, las opiniones están más divididas: el 40.1 por ciento de los ciudadanos señalan que su economía familiar está en mal estado, mientras que el 38.7 por ciento indica que su economía familiar está bien. El 21.2 por ciento califica como regular su propia economía doméstica.
Opiniones sobre los partidos
De cara a la situación social del país, a los salvadoreños se les preguntó
si el partido ARENA debería seguir gobernando al país o no. Las respuestas
de la población se encuentran divididas casi por la mitad. Cerca del 48 por
ciento de los consultados dijo que ARENA debería de seguir gobernando al
país, mientras que el 44 por ciento dijo que ARENA no debería gobernar más.
Un 8 por ciento de los consultados se abstuvo de responder a la pregunta.
Por otro lado, se preguntó a los ciudadanos si el FMLN representa una
oportunidad para gobernar y cambiar al país o, si por el contrario, el FMLN
no está preparado para gobernar. Un poco más de la mitad de la gente
consultada, el 56 por ciento, dijo que el Frente no se encuentra preparado
para gobernar al país, mientras que algo más de la tercera parte de la
gente, el 35.8 por ciento sostuvo que el FMLN representa una oportunidad
para cambiar de forma positiva al país. El resto de la gente no supo dar una
opinión.
Asimismo, se pidió a los salvadoreños que mostraran su acuerdo o desacuerdo con la idea de que la Coalición PDC-CDU constituye una alternativa real para gobernar al país. Los resultados de la encuesta cursada por la UCA indican que un poco más de la mitad de los consultados estuvo en desacuerdo con esa idea, es decir, no creen que la coalición de centro sea una alternativa real de gobernabilidad; en cambio, casi el 40 por ciento de los encuestados sí se mostró a favor de esa idea, señalando que los partidos PDC y CDU sí constituyen una alternativa efectiva de gobernabilidad. El resto de la gente no respondió a la pregunta.
Preferencias partidarias
Uno de los propósitos de la consulta de la UCA fue establecer cómo se están
configurando en términos generales las preferencias políticas de los
ciudadanos de cara a las elecciones de marzo de 2004, en un momento en el
cual los partidos más grandes han iniciado su campaña mucho antes del plazo
establecido oficialmente por el Tribunal Supremo Electoral.
Los resultados indican que alrededor del 44 por ciento de los salvadoreños
no tienen partido político preferido; el resto de la gente se divide
básicamente entre los dos partidos más grandes: ARENA que se lleva el 28.7
por ciento de las preferencias políticas partidarias, seguido del FMLN con
el 17.3 por ciento. Los partidos restantes no logran reunir más del 5 por
ciento de las simpatías populares: la Coalición PDC-CDU se lleva el 2.2 por
ciento de las preferencias políticas, mientras que el PCN el 1.9 por ciento.
Sin embargo, las preferencias partidarias no siempre concuerdan con las
intenciones concretas de votar por parte de los ciudadanos. En la definición
del voto intervienen varios factores y, en el caso de las elecciones
presidenciales, la variable de los candidatos puede jugar un papel
importante. Así, la encuesta de la UCA preguntó a los ciudadanos sobre el
aspecto que más valoran a la hora de decidir el voto: el candidato o el
partido político.
Las respuestas señalan el valor que los salvadoreños atribuyen al candidato.
Más de la mitad de la gente señaló que lo más importante a la hora de votar
es el candidato; mientras que una tercera parte señaló al partido político.
El 10 por ciento indicó que ambos aspectos son igualmente importantes y el
resto de la población no supo responder a la pregunta.
En tales circunstancias, el sondeo reveló que el 48 por ciento de los
encuestados ven a Tony Saca como el mejor candidato a la presidencia de la
república, seguido por el 16.7 por ciento que señaló a Héctor Silva y el
14.6 por ciento que se decantó por Schafik Handal. El resto de la gente
señaló que ningún candidato le simpatiza o se abstuvo de contestar a la
pregunta.
En sentido contrario, la encuesta de la UCA también preguntó por el
candidato por el cual nunca votaría, y en ese caso Schafik Handal reunió un
44.4 por ciento de respuestas de rechazo, seguido de Tony Saca con el 23.5
por ciento y Héctor Silva con el 9.3 por ciento. El resto de la gente dio
otras respuestas.
Así, cuando se trata específicamente de las intenciones de voto para las
próximas elecciones presidenciales, los resultados muestran una notable
ventaja del partido ARENA sobre el resto de los partidos contendientes. De
toda la población encuestada, el 41.1 por ciento dijo que votaría por ARENA,
el 22.3 por ciento señaló que votaría por el FMLN, el 7.4 por ciento sostuvo
que apoyaría al PDC-CDU y sólo el 2.9 por ciento dijo que votaría por el PCN.
El resto de la gente se dividió en decir que no votaría por partido alguno y
en abstenerse de brindar su intención de voto.
Estos resultados muestran un sensible desplazamiento de las intenciones de
voto con respecto a la última encuesta de preferencias políticas realizada
por la UCA. Tales desplazamientos han favorecido notoriamente al partido
ARENA quien se encontraba en franca desventaja hace sólo cuatro meses. Un
dato que puede ayudar a explicar ese desplazamiento es que según los
resultados de la actual encuesta, sólo la tercera parte de la población
piensa votar por el mismo partido para el que votó en las elecciones
legislativas del 2003; el resto de la gente se ha movido en términos de
participación: un 35 por ciento de la gente que piensa votar en estas
elecciones no votó en los comicios pasados y casi un 12 por ciento piensa
cambiar definitivamente su voto. En tal sentido, los cambios en las
tendencias electorales se explicarían en buena medida por la aportación de
votantes que no asistieron al evento electoral anterior.
De hecho, un análisis de las intenciones de voto en función de la forma en
que los mismos ciudadanos votaron en las elecciones anteriores señala que
ARENA integra su base potencial de votantes con la mitad de sus votantes en
la elección anterior, más un 23.1 por ciento que no votó en las elecciones
anteriores y casi un 17 por ciento de personas que votaron por otros
partidos en el 2003. En el caso del FMLN, la composición de su voto actual
proviene en un 72 por ciento de su propios votantes del 2003, de un 12.6 por
ciento de personas que no votaron en las elecciones pasadas y de un 10.1 por
ciento aproximadamente que votó por otros partidos. Finalmente, en la
configuración del voto del PDC-CDU intervienen fundamentalmente las personas
que votaron por otros partidos, en especial el FMLN y ARENA.
En resumen, la encuesta cursada por el IUDOP de la UCA a principios de
octubre muestra un escenario inusualmente dominado por cierto interés en el
proceso electoral y muestra una correlación política claramente favorable al
partido de gobierno. Esta configuración de las preferencias políticas
sugiere un fuerte desplazamiento de la opinión pública en los últimos meses.
Este desplazamiento parece ser el producto combinado de varios factores. En
primer lugar, de la entrada prematura de los partidos a la campaña
electoral, lo cual ha sido más aprovechado por ARENA que por el resto de
partidos a través del programa de visitas de su candidato al interior del
país y de su presentación masiva en los medios de comunicación. En segundo
lugar, por las dificultades en la imagen mediática del candidato del FMLN,
el cual no ha logrado mantener las simpatías políticas hacia su partido
conseguidas hace algunos meses. Y en tercer lugar, y de manera decisiva, por
la implementación del Plan Mano Dura por parte del gobierno. Dicho plan no
sólo ha contribuido a mejorar notablemente una imagen deteriorada de la
administración Flores, sino también ha resucitado las posibilidades de
victoria de ARENA.
Tráfico ilegal de personas
En el recién pasado siglo, durante la década de los ochenta, familias enteras abandonaban el territorio nacional huyendo del conflicto bélico que por doce años asoló al país. Finalizada la guerra y pese a las promesas de construir un nuevo El Salvador, la gente sigue saliendo en igual o mayor cantidad; ya no escapa al extranjero por la violencia política y los combates militares, sino que lo hace por la difícil situación económica y social que afecta a la mayoría de la población. He ahí uno de los resultados más notorios y lamentables de las políticas excluyentes impulsadas por los tres sucesivos gobiernos del Partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), a favor de unos pocos y en perjuicio de los muchos que no encuentran oportunidades de desarrollo humano integral y digno en su propio suelo. Es tal la cantidad de salvadoreñas y salvadoreños en el extranjero, que la economía nacional se sostiene gracias a esas personas que un día comprendieron que acá no hay salida posible, ni siquiera para sobrevivir.
Es necesario recordar los escasos datos de referencia acerca del tema. El
último censo de población realizado en el país es de 1992. De entonces a la
fecha, no existe cifra oficial sobre la población que vive en el país ni
acerca de la gente que ha salido de mismo y reside en el extranjero. El
gobierno sólo reconoce la cantidad aproximada de dos millones doscientas
quince mil personas que se encuentran fuera de El Salvador. Lo demás son
aproximaciones y estimaciones. Eso sí, los números son claros respecto al
gran aporte que supone para la supuesta estabilidad macroeconómica de la
que presumen los areneros; se trata del dinero remesado por estos que
llaman hermanos lejanos. Tan es así que las cuentas gubernamentales no
cuadran si no se considera ese enorme monto, que más o menos representa el
trece por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Una de las consecuencias directas de la migración es la desintegración
familiar. La costumbre es que sea el padre el que migre, mientras la madre
realiza acá varios trabajos para que el resto de la familia subsista en
espera de las ansiadas remesas. En tal escenario, no pasa una semana sin que
aparezca la noticia del caso de uno o varios salvadoreños repatriados a
nuestro país después de intentar ingresar sin éxito a los Estados Unidos
de América. El caso más dramático es el de los niños y las niñas que viajan
para reunirse con sus familiares que trabajan allá; sin duda, porque existen
trágicas pruebas de ello, es un viaje infinitamente peligroso para esas
criaturas. Pese a que sus familiares invierten grandes sumas de dinero en
estos desplazamientos clandestinos, la seguridad y las condiciones del viaje
son en extremo arriesgadas para todas las personas, pero de manera especial
para las y los niños. Durante el trayecto, la mayoría termina siendo víctima
de explotación sexual, secuestros, violaciones y maltratos, tanto físicos
como psicológicos.
Además de aquellos que han impuesto condiciones de vida tan desfavorables en
nuestro país mediante una economía fundada en el lucro egoísta y no en el
bien común, hay otros responsables de estas tragedias: los integrantes de
las bandas que mueven a nuestra gente del país al exterior. Los
procedimientos de los coyotes o polleros no son nada bondadosos y es la
niñez migrante quien sufre las peores consecuencias. Y a eso contribuye la
precaria legislación salvadoreña, que resulta propicia para que éstos amasen
grandes fortunas a costa de los sueños de los más pobres. Antes del 2001,
esta actividad no era considerada un delito. Muestra de ello es la banda
liderada por Berta Parada Campos, que operaba desde hace 14 años y se había
especializado en llevar niñas y niños; se habla de casi cincuenta por
semana. Sin embargo, estos individuos son vistos en sus comunidades como los
héroes locales, al haber ayudado a miles de familias a conseguir el sueño
dorado.
Los casos en que los traficantes de personas son detenidos y puestos en
libertad son incontables; es más, hasta el momento no existe uno que haya
llegado a la fase de sentencia o el imputado haya sido condenado, pese a que
el Código Penal reconoce el tráfico de menores como un delito. A veces, el
problema radica en que los jurados de conciencia valoran más la
reunificación familiar del menor que la motivación del delito. Además,
demostrar con cifras lo peligroso del tráfico de menores hacia el norte de
América es casi imposible pues se trata de una actividad ilegal apenas
registrada por las autoridades.
Más allá de un débil sistema de justicia como el nuestro, sin la
independencia e imparcialidad necesarias, las legislaciones internacionales
de derechos humanos han definido este tipo de delitos como crímenes contra
la humanidad; para evitar la impunidad en estos casos, se plantean como
delitos imprescriptibles. Debido a esto, en la práctica, la persecución de
estos delitos sólo puede realizarse mediante la acción y cooperación
judicial internacional, pues de poco sirven las acciones aisladas y
descoordinadas en cada uno de los países.
No obstante lo anterior, en este marco cabe recordar que la reunificación
familiar es un derecho humano básico; a través de ésta, se busca mejorar las
condiciones de vida del trabajador migrante y de su familia. Además, es uno
de los derechos reconocidos por la Convención Internacional sobre la
Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y sus
Familiares, de la que El Salvador forma parte.
Considerando todos estos aspectos y otros, la situación es realmente
compleja. ¿Cómo oponerse a estas salidas cuando el gobierno del Presidente
Francisco Flores se ha destacado por profundizar la crisis, al no ofrecer
oportunidades para el desarrollo local y la agricultura? Ante la migración
masiva, que fundamentalmente se produce por razones económicas y laborales,
el titular del Ejecutivo juega al avestruz escondiendo la cabeza bajo la
tierra.
Pero una cosa sí es cierta: que la escasa legislación existente en este
ámbito es una muestra clara y directa de que los gobiernos no sólo el
salvadoreño, sino los de toda la región optan por aquellas decisiones que
les rinden más beneficios y les plantean menos obligaciones. Ahora ofrecen,
como respuesta al fenómeno, políticas migratorias policiales que pretenden
sustentar recurriendo a razones de seguridad nacional, frente a quienes
enfocan la temática desde una óptica más amplia y comprensiva que incluye
aspectos sociales, laborales, culturales y económicos. El resultado: el
predominio de un tipo de trabajador migrante clandestino, indocumentado y
dispuesto a ser explotado en jornadas extenuantes, en condiciones laborales
indignas.
Es necesario, entonces, contar con una política migratoria que abarque tanto
la revisión de la legislación actual, como los procedimientos y las
competencias de las autoridades. Esto guarda estrecha relación con la
posible firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos de
América, que con tanto entusiasmo está impulsando Flores. En ese acuerdo
comercial, la libertad para la migración de personas que se tolerará estará
relacionada con aquellas que puedan desempeñar puestos de trabajo
cualificados, para lo cual deberán poseer una preparación teórica o técnica
previa. Y ese no es el caso de la mayoría de salvadoreñas y salvadoreños que
salen del país, en busca de una mejor vida.
Ese es el cuadro. Dentro del mismo, el tercer gobierno de ARENA sigue sin
asumir la triple responsabilidad que le corresponde ante una problemática
tan complicada. Primero: proceder con más contundencia contra las bandas que
trafican con las personas y que se están lucrando de las situaciones
precarias que padecen los más necesitados; más aún, el castigo de los
coyotes debe ser ejemplarizante cuando se trata de desplazamiento de niñas
y niños. Segundo: debe asumir un papel más protagónico para que las
migraciones sean reguladas y controladas, evitando así los abusos y la
explotación que padece tanta gente en el trayecto hacia el país de destino.
Tercero: tiene que establecer condiciones de vida dignas en nuestro país
para la mayoría de nuestra población, para que ésta no se vea obligada a
emigrar.
Por último, es importante considerar que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos emitió el 17 de septiembre del presente año la Opinión Consultiva
OC-18/03 solicitada por los Estados Unidos Mexicanos, sobre la condición
jurídica y los derechos de los trabajadores migrantes. Esa resolución deberá
ser tomada con mucha seriedad por el Estado salvadoreño, cosa que no
acostumbra a hacer, sobre todo con Flores en Casa Presidencial, en el marco
de las negociaciones y compromisos del citado TLC. Sobre todo cuando la
Corte Interamericana establece en dicha Opinión Consultiva que la
obligación general de respetar y garantizar los derechos humanos vincula a
los Estados, independientemente de cualquier circunstancia o consideración,
inclusive el estatus migratorio de las personas.