Capital legislativa y provincial
- ️María Escudero Vera
- ️Fri Nov 04 2016
En los inicios de la democracia, cuando llegar a ser una Comunidad autónoma era todo un reto, los partidos políticos se encontraron ante la imperiosa tarea de debatir que idea parecía más adecuada. El proceso estuvo impregnado de suspicacia de unos partidos hacia otros, que se proyectaba dialécticamente a través de un lenguaje intencionado, claramente perspicaz y algo sarcástico.
El primer partido en presentar su Proyecto de Estatuto de Preautonomía fue el PSOE, el 9 de enero de 1978. Lo hacía por sorpresa en un momento en que corría el rumor, especialmente extendido entre los componentes de UCD,de que los socialistas no se iban a definir, ni siquiera aceptar una asamblea de parlamentarios. Pero los socialistas consiguieron dar un golpe de efecto exhibiendo antes que nadie su plan, el cual había sido hábilmente coordinado por Juma Cañizares, quien encargó su redacción a varios ponentes, delegando en Ciriaco de Vicente la exposición a los medios de comunicación. Entre otros asuntos se proponía que fuera la Asamblea Regional el organismo que debía elaborar el Anteproyecto del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, articulando ésta en comarcas que no quedaban especificadas en el texto. Otra propuesta era la del color rojo para la bandera de la Región de Murcia, esperándose que la tonalidad no gustase a los de la Unión de Centro Democrático. Sin embargo, el portavoz de UCD Ricardo de la Cierva manifestó que no le molestaba la gama elegida para la bandera y quizá en un intento de minimizar el valor de la celeridad del PSOE, alegó que era capaz de hacer ese tipo de documento en media tarde.
Dos días después de que abriera el debate el Partido Socialista, explotaron dos cócteles molotov en la sede murciana del PSP, en pleno casco histórico, causando serios daños materiales. Días antes, otro explosivo había sido lanzado contra el local del PSOE, y en la Nochebuena contra la del PCE. La actuación policial fue rápida y pronto hubo detenciones, entre ellos cinco jóvenes vinculados a la extrema derecha, algunos exmiembros de Fuerza Nueva o Fuerza Joven. Los jóvenes eran de familias conocidas en la sociedad murciana, por lo que el impacto fue doble.
El 9 de febrero, la UCD publicitaba su Anteproyecto de texto regulador para un régimen preautonómico. Antonio Pérez Crespo, presidente preautonómico de la Región de Murcia, había apuntado que no se trataba de correr «sino de hacer un buen proyecto». El documento de los centristas equiparaba el territorio regional al de la entonces provincia, aunque posibilitaba la adhesión de municipios de provincias limítrofes como Albacete, Alicante, Almería o Granada.
Al mismo tiempo que la UCD, el Partido Comunista también daba a conocer su anteproyecto, del que puede destacarse que apuntaba que la sede de la Asamblea Regional se estableciera donde lo acordasen los diputados y senadores elegidos en las primeras elecciones; y un representante de cada formación política que contase con parlamentarios nacionales.
Por su parte, el Partido Cantonal ya había manifestado cuando se presentó oficialmente en septiembre de 1977, a través de su presidente, Julio Frigard y Romero de Germes, que en sus objetivos se pretendía la provincia de Cartagena, añadiendo que no querían que Cartagena fuera un pueblo de la Región de Murcia.
Llegados al momento actual, en el marco de la reforma del Estatuto de Autonomía, resurge con vigor el debate sobre la provincialidad de Cartagena, desarrollándose en un ambiente polémico, en el que defensores y detractores ponen apasionamiento a los argumentos que aportan. El entusiasmo y enardecimiento ante la idea han podido dar lugar en ocasiones a subidas de tono que pueden parecer malsonantes pero no exentas de razón. Entiéndase que, más allá de sentimientos románticos e identitarios, no es lógico ni aceptable la marginación presupuestaria a la que se ha visto sometida, a veces sí y otras también, la trimilenaria., siendo necesario para entenderlo tener la capacidad de empatía con quien está en situación de desagravio.
No se trata ya lo de hoy, de un cantonalismo cartagenero cerrado en miras, sino que es un paso más en favor de la descentralización cuyo beneficio puede extenderse a todos. No es sentirse ajeno a la Región, sino parte integrante de ella, pero en términos justos e igualitarios. Imaginar la biprovincialidad en la CARM es, retomando las palabras de Jesús Giménez Gallo, presidente de Movimiento Ciudadano, pensar en Cartagena «como catalizadora de las oportunidades que merecen los habitantes de la comarca y la Región». La creación de la segunda provincia para la Región llevaría de entrada a doblar los diputados en el Congreso por Murcia y así lo resaltan las palabras del alcalde cartagenero, José López.
La idea de que en la reforma del Estatuto de Autonomía quede claro que Cartagena es capital legislativa además de provincial, cobra fuerza con el paso de los días, y aunque en los 80 se consiguiera que la Asamblea Regional tuviera sede en Cartagena, por si acaso no está de más. En defensa de la creación de una segunda provincia se han elaborado informes por parte de la Plataforma 2es+ basados en justificación técnica, jurídica y económica.
Si algo está claro es que el momento para debatir la idoneidad de la provincia para Cartagena es ahora, y el lugar la Asamblea Regional. Introducir el asunto en el escenario parlamentario de la Comunidad es el propósito de la vicealcaldesa, Ana Belén Castejón. Todo indica que la vieja reivindicación que ya pidiera el primer alcalde democrático, Enrique Escudero de Castro, directamente al rey puede adquirir ahora la fuerza que necesita para hacerse realidad.