El trovero Ángel Roca | La Verdad
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JOSÉ SÁNCHEZ CONESA
Miércoles, 1 de marzo 2017, 01:49
El próximo viernes se rendirá homenaje en el centro cultural Ramón Alonso Luzzy a Ángel Roca Martínez, trovero, historiador del trovo y poeta. La Asociación Trovera José María Marín, que preside Juan José García Parra, organiza este evento abierto a todos, con la colaboración del Ayuntamiento de Cartagena. Se reconoce así la gran labor de este artista cartagenero que enlaza la generación del legendario Marín con la que surgirá en los años 40 del pasado siglo XX. Ballesta, Cantares y Picardías, junto a un joven Roca, vuelven a reconstruir la tradición de la versificación improvisada. Posiblemente sin su concurso el trovo hubiese caído en el olvido. Nunca lo sabremos ciertamente, pero es dato fehaciente que él estaba allí para garantizar su transmisión. Comenzó con 14 años de edad, recorriendo como guión de cuadrillas los campos de su Miranda natal, Santa Ana y El Albujón. En el momento presente las cuadrillas surten al trovo de un buen número de repentistas, la mayoría jóvenes de formación universitaria. Ellos son futuro.
Su primera velada, con 17 años, se celebrará el 31 de enero de 1946 en el poblado de La Mina (El Albujón), tomando parte junto a los veteranos Pedro Cantares y Picardías. Desde entonces realizará un esfuerzo titánico para que propietarios de teatros programen sesiones. Él mismo transita pueblos y barrios con su bicicleta para repartir la propaganda.
Enlazó con otra generación posterior, de la que será referencia, y que formarán Conejo II, El Taxista, El Santapolero, El Repuntín, El Lotero o los troveros de Águilas. Después se sumarían El Palmesano, Roca II, El Patiñero, El Baranda y Sánchez Marín. Pondrán voz a los versos de nuestro protagonista cantaores como Antonio Piñana Segado, Alfonso Conesa 'El Levantino' e Hilario Andreu. Muchas noches.
Sus inquietudes no acaban en el escenario, sumaba la edición de cuadernillos que transcribían algunos pulsos mantenidos y su impagable labor como historiador del trovo. No podía faltar una biografía de Marín y después 'Historia del Trovo', monumental recolecta de versos al olvido, guardados por los copistas de veladas, la memoria de los viejos aficionados y fruto de la investigación del propio autor. Constituye en sí mismo nuestro Parnaso, la reunión de los héroes de una singular mitología comarcal. Otros libros célebres son 'Con la guitarra y la pluma', 'Embajada de la Alegría' o 'Canto a La Unión'. Nuestro amigo Paco Henares, catedrático de Literatura, le ha dado su sitio al trovo en la historia literaria local y a esta labor de Roca de dignificación, como la de ningún otro. Otros evitan esta poesía singular en sus historias, por desconocimiento o sentimiento elitista.
El legado de Marín
En el año 1992 se funda la Asociación Trovera José María Marín, siendo Ángel Roca su primer presidente. Desde entonces realizan una gran labor de difusión con la organización de veladas. Impulsan la campaña en colegios e institutos de la región, mediante convenio de colaboración con la Asamblea Regional. También participan con profusión en festivales nacionales e internacionales, organizando conjuntamente con el ayuntamiento de Cartagena el festival Trovalia, encuentro internacional de poesía improvisada.
Siempre cultivó el vuelo poético publicando diversos textos, ganando Juegos Florales y certámenes literarios en Toledo, Valencia, Cartagena, Los Alcázares, San Pedro del Pinatar o La Palma. La anécdota sucedió en los Juegos Florales de Moratalla, en los que Roca resultó triunfador. La joven reina de los mismos perdió, en el posterior baile de honor, una joya de valor, regalo de sus padres. El poeta la vio llorar, consolándola con esta quintilla:
«No llores, reina bonita, / que no hay joya de zafiro, ni piedra de malaquita, / que se merezca un suspiro /de tu garganta exquisita».
Desde sus inicios los troveros, voceros de la cotidianidad, como los llamó Génesis García, pusieron la letra a muchos de los cantes de Cartagena-La Unión. Con la siguiente quintilla ganó Roca el concurso de letras convocado en 1984 por el festival del Cante de las Minas: «El día que yo me muera, / que me entierren en La Unión/ y todo aquel que me quiera/ no me rece una oración, / ¡Que me cante una minera!»
Es autor de la letra del Himno a Cartagena, ya saben, «Cartagena, querida Cartagena», y de la Marcha Himno al Submarinista de España, lo que le valió la concesión por parte de Juan Carlos I de la Cruz del Mérito Naval de 1º clase.
Por todo ellos nos reuniremos troveros, cuadrillas, poetas, cantaores, historiadores, familia, autoridades, amigos. Bienvenido será todo el que desee sumarse a la fiesta de la memoria y del futuro.
Merececió la pena, Ángel.